Un mes en celo 𓆙ʰʸᵘⁿᶜʰᵃⁿ𓆙

💮⁴to día💮

En los asientos traseros del auto

Cuando desperté, sentí que el pecho del australiano estaba humedecido. Lamí un poco aquel líquido, sin saber que una de las manos estaba acariciando mi pelo.

- Buenos días, alfa. ¿Qué tal dormiste?

- Dormí bien. - debí sonar ronco.

Escuché una pequeña risita proveniente de Bangchan, quien más va a ser.

Apoyé mis manos en el colchón, en un ángulo bastante particular; el pecho parecía estar sudado, sus pezones siguen erectos y goteaban... ¿leche?. su pulcro cuello tenía marcas levemente notorias, su abdomen estaba con mis propios chupones y, por último, las piernas estaban abiertas, estaba adentro de él aún.

- No te muevas, no quiero gemir a tan temprana hora. - me lo quedé mirando unos segundos.
Luego, alcé su cuerpo para que se apegase a mi tan mal como lo quería. Besé sus labios, bajé hasta su pecho y chupé. Chupé tanto que casi lo dejo seco.

- Alfa~, quiero ir de compras o a comer algo en un restaurante. ¡El que tu quieras! Pero llévame a almorzar algo.

- Claro, corazón.

De inmediato salí de su interior y me encaminé hasta donde estaban mis prendas. Aquella tarde fue espectacular.

- Amor, primero báñate.

- Por supuesto cielo.

Recogí una toalla que estaba en la puerta para taparme para después ir hacia el baño. Cuando llegué, dirigí mi mirada a mi ropa, la tengo desde hace tres días y no me la cambié. Debo estar olorosa. Al cabo de un segundo, mi mirada se posicionó en las canillas. Las abrí y me adentré en la bañadera sentir el agua tibia.

Mientras me iba enjabonando, pensaba en el bar más lujoso y costoso para llevar a Channie. Una vez que lo haya pensado bien recordé el "Soyeon's Special Bar".
Sonreí al terminar aquel pensamiento.

Al salir de la ducha, agarré la toalla y me la até en las caderas. Luego salí del baño y me fui hasta el cuarto.
Al llegar, Chan estaba todavía sin su ropa.

- Cariño... ¿tienes alguna prenda de mí talla? - pregunté con mí vista en otra parte.

- Sí. Pero primero dame algunos mimos.

Suspiré y como no me quedaba otra opción me acerqué a él. Le acaricié las orejitas, su cintura y por último su cola. Era un lobo tan hermoso que juraría morir por él.

El australiano se levantó para buscar aquellas prendas. Cuando terminó, me dió una remera de la marca 'Celine' junto con unos pantalones blancos que encajan con la camiseta.
Luego guantes recortados hasta el nudillo y botas del mismo color de todo lo anterior.

- Gracias Lobito. - besé sus labios con esmero.

- Quiero verte como te cambias, hurón.

No dije nada al respecto, solo empecé a vestirme y dejarme ver por él.

- ¿Quieres que te peine, mí vida?

- No, ya lo haré yo. Gracias, de todas maneras bebé. - le di un piquito.

Al acabar, recogí un peine pequeño y comencé a hacerme una media cola.

- Listo. - exclamé. - Mientras estaba en el baño, iba pensando en el restaurante que querías ir a almorzar. Se llama "Soyeon's Special Bar"