Las puertas del gremio de taumaturgos se cerraron con la fuerza de su peso, ahogando las voces suplicantes de unos lalafells en su interior. Al otro lado, una viera de rizados cabellos azules terminados en blanco caminaba con paso rápido, podría decirse que incluso enervado, mientras resoplaba intentando calmarse en dirección al gremio de pugilistas.
No era de extrañar que la gente que caminaba tranquilamente por las calles de la opulenta ciudad, se apartara levemente al ver a alguien de raza tan poco común por esas tierras, caminar tan airadamente en busca de "los dioses sabrían qué". Sin embargo, al llegar a su destino, no entró dando voces como muchos esperaban viendo su recorrido, sino que simplemente se sentó en uno de los bancos frente al gremio y esperó. Esperó paciente y tranquilamente, seguramente perdida en sus propios pensamientos hasta que otra viera de cabellos rosados y rubios salió acompañada de un AuRa de piel morena.
—¡Pero si nuestra querida Eriah ha venido a buscarnos al cole! ¡Qué tierno por tu parte!— rio en voz alta el AuRa.
—No tientes mi paciencia Ryuusuke, hoy no estoy de humor.
—Vaya novedad—respondió con una mueca, picándola.
Eriah fue a responderle cuando la otra chica se interpuso en su campo de visión.
—¿Hoy saliste antes?
—Podría decirse así—bufó.
—Vamos, que te has escapado. Que irresponsable, ya no eres la misma Eriah de siempre— continuó mofándose Ryuusuke colocándose un par de mechones de pelo rubio en su sitio.
La contestación que, de nuevo, iba a darle al AuRa, quedó interrumpida cuando Nadine empezó a empujar a ambos en dirección al gremio de aventureros viendo que los guerreros del Salón de las Llamas, empezaban a prestar atención a su conversación por si tenían que intervenir.
No tardaron en llegar al local del gremio, también conocido como las Arenas Movedizas, y sentarse en una de las mesas a tomarse unas bebidas.
—Cuéntanos, ¿qué ha pasado esta vez en el gremio?—preguntó Nadine llegando con las bebidas.
—Pretendían que, de nuevo, hiciera de niñera del menor de los cinco hermanos. ¿No son todos grandes y poderosos taumaturgos? ¡Pues que se encarguen ellos de entrenar a su hermano pequeño! Ya bastante he hecho por ellos liberándole de una vasija encantada— bufó cruzándose de brazos.
—Hombre, poderosos no lo dudo, pero lo que se dice grandes...—bromeó Ryuusuke sabiendo perfectamente que eran un quinteto de hermanos lalafells.
—Te has levantado gracioso hoy, ¿eh?
—Y tú más gruñona que de costumbre, así es más divertido.
Eriah resopló y dio un trago largo a su bebida mientras Nadine sonreía levemente pisándole el pie a Ryuusuke por debajo de la mesa para que parase. Si las cosas seguían así, era cuestión de minutos que Eriah terminara de perder la paciencia que le quedaba y acabara lanzándole un hechizo de fuego directo a la cara.
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Las huellas del viaje- FFXIV
FantasyDesde distintos puntos de Eorzea, la luz brilla con fuerza en una época de tinieblas gobernada por las guerras y la incertidumbre. Todas ellas, se reunirán en una sola organización por una misma razón: acabar con las desigualdades y todas aquellas s...