Mundo Cruel

219 11 0
                                    

El viento trajo consigo una fría brisa agitando las ramas de los árboles y silbando en sus oídos . Recorriendo cada parte de su cuerpo. Erizando cada bello de su piel desnuda.

La sensación de vacío en su interior era abrumadora, un gran remolino de melancolía se cernió sobre él. Como si algo vital le faltara. De alguna manera sabía que él no pertenecía a este lugar, era un sentimiento originado en lo más profundo de su ser que no tenía lógica alguna para mantenerse. Intentó sacudirse esos pensamientos de encima, pero parecían aferrarse a él con fuerza.

Por supuesto, por culpa de esos pensamientos, se sentía triste. Perdido sin saber a dónde ir. Con la cabeza gacha dió un suspiro como si tratara de liberar toda la carga emocional que había estado acumulando. Inclinó la cabeza mirando directamente hacia el cielo. Las luces multicolores llenaron toda su vista. Cada estrella grande y pequeña parecía reflejar perfectamente su tristeza.

Sus pupilas se contrajeron y humedecieron brillando débilmente a la luz de las estrellas. Sin embargo, ni una gota cayó, no derramaría ni una sola lagrima, se negaba a hacerlo. Tomó una respiración profunda y exhaló tratando de encontrar la calma en medio del torbellino emocional en el que se encontraba.

Nadie puede evitar que las cosas tristes rocen su mente, es una parte de la condición humana. Algo que había afectado a las personas durante milenios y lo mas probable es que siga siendo así en el futuro. Sin embargo, con el suficiente coraje, uno puede evitar ser consumido por los pensamientos negativos.

Con una cálida sonrisa en los labios, aun sitiándose triste, pero comenzó a pensar que, aunque el mundo puede estar en su contra, siempre era mejor poner una sonrisa a una cara adolorida. Miró nuevamente al cielo, las estrellas parecían sonreír junto a él, era un sentimiento extraño, pero podía jurar que, sea lo que sea, algo lo observaba. Al menos así lo sentía.

Miró el bosque que lo rodeaba, las partes más oscuras, ahora parecían ser más brillantes. Aquellas sombras desaparecieron, no solo de los árboles, también lo hicieron en su corazón. Con una sensación de calma y esperanza en su interior.

Dio un último vistazo al cielo nocturno y siguió caminando hacia adelante

***

"¡Correr!"

El joven de cabello rubio corría a toda velocidad, impulsándose con todas sus fuerzas. Sus piernas se movían con rapidez mientras el viento soplaba fuerte contra su rostro. Su respiración se aceleró y su corazón latía con fuerza, pero no disminuyó la velocidad.

"¡Bizz¡ - ¡Bizz!"

Un enjambre de insectos le seguían de cerca, sus alas zumbaban con fuerza mientras se acercaban cada vez más. Parecían abejas, solo que estos tenían cuatro veces el tamaño de una abeja normal. Era evidente que sus picaduras debían de doler como el demonio en el mejor de los casos. Su corazón latía con fuerza y su mente luchaba por mantener la calma mientras trataba de encontrar una salida de esa situación peligrosa. No había tiempo para detenerse y tratar de ahuyentar a los insectos, solo podía seguir corriendo y esperar que no lo alcanzaran.

En este instante, lamentaba haberse dejado llevar por su codicia y haber robado un poco de miel. Pensó que estaría bien si solo era un poco. Después de todo, el panal parecía estar abandonado sin ningún guardián a la vista. Solo se dio cuenta de su error al ver a todo el enjambre de insectos parecidos a abejas, pero con los aguijones cuatro veces mas grande dirigiéndose hacia él. Los aguijones brillaban a la luz del sol, listos para clavarse en su piel y causar "un dolor insoportable" (bueno, quizás no tanto, solo estaba exagerando). Pero en serio, ¿Quién roba miel de un panal sin saber que podría haber abejas gigantes enojadas en el área? Ahora sí que se había metido en un buen lío.

Naruto Y Fairy Tail: Buscando Lo Que Mas AnheloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora