Overlord: El Héroe obscuro y el Rey No-Muerto

El inicio del final

Hace mucho tiempo en un Reino muy lejano de otro continente, un grupo adamantita llegaba a su fin.

- ¿Murieron? - Pregunto una voz un poco infantil.

No, muy pocos aventureros de nuestro rango pueden llegar a la vejez, pero ellos lo lograron. Su grupo no se disolvió porque murieran, sino porque ya eran muy viejos para pelear; Su reino les ofreció tierras tan grandes como para formar un reino propio, tanto dinero que incluso un dragón les tendría envidia y tantos pretendientes para que nunca en sus vidas tengan que preocuparse por el amor. Sus años de aventuras les habían ganado eso, pero ellos al igual que muchos aventureros vinieron de lo mas bajo, y a diferencia de la gran mayoría, ellos nunca se acostumbraron a la grandeza, al contrario, les incomodaba todos esos lujos innecesarios. Lo único que ellos deseaban era volver a vivir una vida tranquila y simple como en sus infancias.

Y lo lograron, tomaron todo el dinero que acumularon en sus años de aventuras y a pesar de que su reino no los quería dejar ir, se fueron, ignorando todo a su paso se alejaron lo mas posible de la civilización. Atravesaron montañas, ríos y bosques hasta que llegaron a unos manantiales con unas cascadas hermosas. Por dios, todavía recuerdo los clavados que daba desde esas cascadas con mis amigos, sí que eran hermosas.

Pero, en fin, cuando llegaron a ese lugar decidieron detenerse, en unos pocos días ya habían construido una cabaña lo suficientemente grande para poder vivir su retiro como ellos deseaban. Los cuentos no dicen quien fue la primera persona en llegar a esa cabaña, ni tampoco como llegaron las demás. Lo que, si se sabe, es que años después esa pequeña cabaña se convirtió en la ciudad mas respetada y temida de esa parte del continente. Así fue como surgió la ciudad Kakoma, el lugar de donde vengo.

Lamentablemente, se dieron cuenta muy tarde de que estaban rodeados de cientos de pueblos Demi-humanos.

- ¿¡Y como sobrevivieron!? ¡¡Di-digo como se convirtieron en los más temidos!!- la misma voz infantil pregunto confundida y un poco bastante emocionada

Fue gracias a mi talento, Evileye.

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Nunca en su vida había tenido que correr tanto, su cuerpo estaba en buena forma gracias al trabajo en el campo, pero aun así, sentía como su alma abandonaba su cuerpo con cada exhalación que daba.

Estaba confundida, la mañana había transcurrido como cualquier otra, y mientras tomaba la primera cucharada de su desayuno, su padre entro corriendo a la casa, asustado, gritando que tenían que salir corriendo del pueblo, y después de haber tomado el poco dinero que tenían, sin explicaciones las llevo fuera de casa.

Pero al salir lo primero que recibieron fue un ataque, su madre fue atravesada por una espada y mientras su padre ganaba tiempo, solo pudo decir una cosa.

– ¡¡¡CORRAN!!! –

Y sin saber que hacer, asustada, tomo a su hermana y salió corriendo fuera del pueblo.

Mientras corría podía ver una masacre, guerreros de armadura plateada mataban a cualquiera que se les interpusiera. Y a pesar que las personas con las que había crecido estaban muriendo. Y a pesar que ella deseaba ayudarlos de alguna manera. No podía, y cuando se dio cuenta ya estaba fuera del pueblo. Fuera de peligro pensó ella.

Y en su inocencia creyó poder tomar un descanso, se detuvo para poder respirar, para poder consolar a su hermanita que se encontraba llorando, y de paso poder llorar ella también.

Pero no pudo, al darse vuelta se dio cuenta que dos personas con armadura plateada venían corriendo hacia ellas con sus espadas levantadas.

Y volvió a correr, esta vez por el bosque, saltando ramas y esquivando árboles, con la esperanza de poder escapar.

Y aunque no podía permitirse mirar atrás, ella juraba que sus perseguidores se acercaban cada vez más. Y no se equivocaba.

Ya no podía correr, sentía su cuerpo completo arder, su pecho cada vez le dolía más, y asustada dejaba de sentir las piernas. Pero no se rendiría, daría hasta el ultimo aliento para proteger a lo único que le quedaba de familia.

Pero de que servía el esfuerzo de una niña, la determinación de una don nadie. Contra la fuerza y agresividad de adultos experimentados.

Nada, no servía de nada.

Los soldados no tardaron en alcanzar a la niña, y sin dudar arremetieron contra ella. Con un corte directo en la espalda la niña cayo al suelo y con su débil cuerpo protegió a su hermanita.

No podía hacer nada, con esta herida en la espalda no podrá escapar, y aun si lo logra, se desangraría en el bosque, y su hermanita no podría sobrevivir sola.

Solo podía resignarse a morir ahí.

"Se que no soy una chica de mucha fe"

¿Pero por qué lo haría?

"Pero por favor"

Los humanos no sobrevivieron a este mundo tan hostil dejándose matar

"Sálvenla a ella"

Pelearon hasta el ultimo aliento por la supervivencia

"Yo no importo"

Porque no importa que tan horripilante sea la situación

"Por favor, ella tiene que vivir"

Encontraran la manera de salir adelante

"Dioses, por favor"

Porque así es la humanidad

"¡Por favor!"

Eso es lo que te hace humano

- ¡¡¡¡¡AYUDAAAAA!!!!!!!! -grito con todas sus fuerzas la niña- ¡¡¡POR FAVOR!!!- grito hasta que le doliera la garganta- ¡¡¡AYUDENMEEEE!!!- grito hasta que se quedó sin voz.

Y ya sin poder hacer nada más, confundiendo la gran ráfaga de aire que venia de enfrente con la muerte. Cerro los ojos.

Pero no paso nada, el viento se detuvo, y al darse cuenta que seguía respirando, por primera vez, miro hacia atrás.

Y vio un milagro.

Un guerrero gigantesco de una armadura tan negra que pareciera querer acabar con el brillo de las armaduras plateadas, con dos espadas igual de grandes que sus brazos en la espalda, y una capa roja. Se encontraba sujetando por la cabeza a los monstruos que la amenazaban con matarla, como si no fueran nada. Y con una voz imponente hablo.

- ¿Qué esta pasando aquí? –

Al parecer, los dioses la habían escuchado.