4._Parentesco

211 46 8
                                    


Mary echo a reír como de la nada después de unos minutos y se puso de pie viendo al techo con una expresión traviesa.

-Estaba pensando- dijo e hizo una pausa para después gesticular con las manos una unión entre los dos- Si tú y yo fuéramos una pareja real... suponiendo nos casaramos, eso convertiría a Whiss en mi hijo por lo que mi abuela sería mi nuera y la tuya. Estarías casado con la nieta de la novia de tu hijo ¿No es gracioso?

Dai cerró los ojos y no contestó.

-¿Se lo dirás a Inés?- le preguntó Mary todavía sonriendo con sus ideas.

-Por supuesto. Es absolutamente necesario que la futura esposa de mi hijo conozco al padre de su novio- contestó e iba a agregar algo, pero en ese momento tocaron la puerta por lo que fue a abrir.

Tami estaba ahí con una expresión de aflicción.

-Espero no haber interrumpido- dijo la mujer- Necesito hablar con mi prima.

-Yo no quiero hablar contigo- respondió Mary desde el interior del cuarto.

-Es importante- exclamó Tami- Mary no vendría a molestarte si no fuera importante.

-¿Dai nos concedes unos minutos por favor?- tras una breve reflexión.

-Por supuesto- contestó Dai y dejó la habitación para bajar a la sala. Cuando dijo que le diría a Inés quien era lo dijo con la intención de hacerlo de inmediato.

Tami se paseo por la habitación de su prima mientras le preguntaba por cosas irrelevantes. Mary la seguía con la mirada como un gato miraría a una serpiente.

-No creí que la abuela preservara este cuarto de esta manera. Siempre se ha quejado de ti y tu soberbia- declaró Tami después de un rato.

-No tiene poder sobre mi y eso le molesta- señaló Mary- Nunca pudo conmigo. Ni cuando era una niña y menos ahora.

-Eso es verdad. De todos sus nietos, tú eres la más problemática. Y como eres una sinvergüenza estás aquí buscando la tajada del pastel que te corresponde. No te estoy juzgando. Me duele admitirlo, pero necesito tu ayuda para apartar a ese sujeto de ella.

-¿Te refieres a Whiss?- preguntó Mary mientras se ponía de pie. Ella asintió con la cabeza.

-Es un tipo muy educado, culto, pero demasiado inteligente y sobretodo analítico. Hablamos con él después del almuerzo. Nos estuvo observando a todos con mucha atención. No me gustan los tipos como él- le contó Tami con un tono muy serio- Ese sujeto solo quiere aprovecharse de la abuela.

-Sí se ha acostado con ella, yo diría que es al revés- murmuró Mary y después se echo a reír- La abuela no es tonta. Si ese tal Whiss tiene un interés económico en ella, Inés fue la primera en saberlo. De eso estoy segura.

-De todas formas no podemos permitir que él se quede con todo.

-Son las cosas de ella y no tenemos derecho sobre nada de eso. Y para ser honesta este asunto no me importa. Lo que si me tiene la curiosidad exaltada es esta estadía de dos semanas- confesó Mary.

Tami también tenía esa curiosidad. Todos los invitados en realidad, sin embargo, Inés no había dado detalles del motivo de esa condición para heredarles sus bienes. Tami se quedó en la habitación de Mary hablando con ella otro rato.

Dai bajó en busca de la anfitriona. La encontró sentada en una pequeña terraza de suelo adoquinado, pero agrietado y hasta con musgo a cuestas. La mesita en que reposaba un vaso con limonada era metálica y estaba oxidada. El mantelito blanco hecho a crochet parecía un intento burdo de esconder la decadencia de los motivos alguna vez forjados en acero. La mujer miraba hacia el océano con las manos sobre su regazo. Su cabello estaba tan bien peinado que ni un pelo salía de ese orden marcial sujeto de una peineta color rojo. Podía estar enferma, pero todavía tenía el vigor de la autoridad en su semblante y postura. No estaba reposando en esa silla de ruedas, sino que desde allí controlaba todo como si de un trono se tratase.

Dos besos la hora.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora