16._Herencia

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Cuando Whiss dejó la habitación, después de llevar a Inés a su cama, envío al teléfono de su padre un mensaje pidiéndole reunirse en el jardín de atrás. Una vez Dai se aseguró que Mary durmiera partió al encuentro. La fiebre había bajado y la muchacha pudo descansar de forma cómoda.

La luz de la luna iluminaba el océano dando al paisaje un toque frío y estático en el que la figura clara de Whiss parecía un reflejo de agua. Dai lo oyó llegar gracias a que su hijo iba jugando con unas llaves. No volteó a verlo permaneciendo con los ojos en el mar que parecía estar murmurando. Tardaron varios minutos en romper el tranquilo silencio que se formó entre los dos.

-Nunca pase mucho tiempo en casa- dijo Dai- Gran parte del día estaba ocupado en mi trabajo por lo que mi tiempo para cada uno de ustedes era escaso. Mas siempre que volvía a casa había allí un ánimo jovial que me hacía pensar no sentían mi ausencia. Y el responsable de que todos siempre estuvieran jugando y riendo eras tú- Dai hizo una larga pausa- Con tus ocurrencias y travesuras evitabas que tus hermanos pensaran en que crecían sin su madre, sin mí.

-Hablas de mí casi como si fuera el bufón de la familia- se quejó Whiss.

-Te queda el papel- señaló Dai levantando la mirada para ver a su hijo, a los ojos, que se mostró un poco ofendido- Creo que te has de haber identificado mucho con Mary. Por eso tus celos de mi protección hacia ella.

-Un poco- admitió Whiss viendo hacia la ventana del cuarto de la mujer.

-¿Solo un poco?- le cuestionó Dai mientras Whiss daba la espalda al océano para ver por completo hacia la blanca casa.

-Fue Korn quien tomo el mando de la casa en tu ausencia. Y Cus quien tomo el rol de madre. Jamás les pediste se hicieran cargo de ninguno de esos aspectos, mis hermanos solo entendieron que era necesario actuarán así por el bien de los que éramos más pequeños, pero ellos también eran niños y no podían abarcar todas las necesidades de una familia como la nuestra. Aunque te cueste creerlo yo me sentía muy solo- confesó Whiss.

-Eras muy consentido por tu madre y hermanas. Todo eso cambio cuando me quedé solo- acoto Dai.

-Habia alguien más solo que yo- continúo Whiss con una expresión sería y calmada voz- Mojito es el más sensible de todos nosotros y por su personalidad callada nadie advertía lloraba acurrucado en el closet o se escondía bajo la mesa de la cocina... Convertirme en el payaso de la familia fue algo que comencé haciendo más por él que por mí, pero terminó siendo más por mí que por él- le explicó con un tono ligero tras lo cual hizo una breve pausa- Todos siempre reían conmigo, excepto tú- agregó con una voz más triste.

-Volvia a casa exhausto...

-Lo sé. Siempre lo supe, pero solo lo comprendí al crecer. Mas para entonces yo también estaba agotado y por eso...

-Te fuiste de casa a la primera oportunidad- lo interrumpió Dai- Está bien. No era tu responsabilidad velar por la familia, Whiss.

El muchacho bajo la mirada a su padre que pareció comprender muy rápido todo eso que él llevaba por dentro. Y es que no por nada Dai recordaba tan bien las travesuras de su hijo. Whiss lo entendió entonces. Su padre no le guardaba ningún reclamo por haberse alejado de la familia, pues no fue algo que hiciera por una actitud egoísta. Verdaderamente necesitaba dejar atrás la responsabilidad de mantenerlos a todos contentos y vivir su propia vida como él era en realidad. Y es que si bien era cierto Whiss poseía un ánimo muy fresco y optimista tampoco era alguien que se lo pasará haciendo reír a otros. Hasta cierto punto se le podía considerar alguien un tanto solitario y bastante reservado con lo que respecta a si mismo.

El problema es que Whiss consideraba había abandonado a su padre dejándole la responsabilidad de mantener todo como él lo había estado haciendo, mas Dai le hizo entender que una vez él se fue las cosas cambiaron no por su ausencia, sino porque todos estaban creciendo. Y que si él estaba un poco molesto era por el hecho de que Whiss se había alejado demasiado de su persona como de sus hermanos.

Dos besos la hora.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora