chapter 3: this is a love letter

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Jeno fue castigado con tres días de suspensión y ayuda obligatoria en la limpieza después de clases. Podría haber sido peor, como le sucedió a Hyeon, quien acabó con su matrícula condicionada y el riesgo de ser expulsado inmediatamente si llegaba a meterse en más problemas.

No le había causado ninguna gracia tener seguir viendo la cara de Hyeon en la escuela, pero el altercado sirvió para que dejara de fastidiar a Renjun y Jimin. A Jeno ni siquiera le dirigía la mirada. Se alegraba de que así fuera, su enojo persistía y no pensaba contenerse si algo así se volvía a repetir.

Por otro lado, su acuerdo con Renjun lo tenía ansioso.

Había prometido darle tiempo, pero no sabía cuánto tardaría Renjun en darle una respuesta. Jeno no era experto en esos temas. Solo había estado en dos relaciones antes y ninguna duró más de cuatro meses. Cuando se trataba de Renjun se sentía torpe e ingenuo. Sabía que Renjun lo había pasado mal en su pasado y no quería hacerlo más difícil para él.

Lo que más lo confundía era su propia actitud. ¿Debía actuar como amigo? ¿Renjun se incomodaría si el intentará algo más? Creyó estar bien, pero a medida que pasaba el tiempo se ponía más y más nervioso.

Su rutina se mantuvo normal. Tenía su sesión de estudio con Renjun, entrenaba luego de la ronda de limpieza y acompañaba a Renjun a casa cuando podía. Cada vez que lo veía Jeno no podía evitar sonreír como un tonto. En clase se distraía observándolo en su mesa y en los partidos sacaba lo mejor de sí para no decepcionarlo si estaba en el público.

¿Cómo podía ser? Estaba atrapado de la cabeza a los pies.

  Un día en particular acompañó a Renjun a su casa como de costumbre.

  —¿Quieres pasar? —Dijo él, tomándolo desprevenido.

  El sol de primavera teñía el cielo con una brisa fresca. Jeno aceptó y subieron por las escaleras hacia el segundo piso del edificio. El piso de Renjun era el quinto. Jeno se quitó los zapatos en la entrada y dejó que Renjun guardara su mochila a un costado.

—¿Estás solo?

  Jeno pudo oír un suave murmullo de voces a la lejanía y Renjun negó con la cabeza.

  —Mi abuela está aquí, pero es tranquila. No te preocupes.

  La abuela de Renjun estaba descansando en su habitación. Veía una telenovela sentada en una mesa junto a la ventana y tejía algo entre sus dedos. Jeno la saludó y ella le respondió con una sonrisa cariñosa y unas palabras con un acento cargado.

  —Estaremos en mi habitación —Avisó Renjun.

  Lo llevó a través de un pasillo hacia la puerta final. La habitación de Renjun era...muy Renjun. Su cama algo desordenada, póster de artistas en las paredes, una repisa con libros y plantas y muchas fotos colgadas. Había una guitarra en una esquina, la misma que llevaba siempre a la escuela con un cuaderno de notas al lado.

  —Está algo desordenado. Perdón.

  Jeno negó con la cabeza. Renjun le indicó que se sentará en su cama y acercó un pequeño banco para si mismo.

  —Me gusta. En casa mi madre está obsesionada con la limpieza y el orden, así que no tengo tanta libertad.

  Toda la habitación tenía un suave olor a la lavanda y Jeno descubrió que Renjun tenía algunas velas aromáticas en escritorio.

  —Acá es un poco difícil. Yo me encargo de la limpieza la mayor parte del tiempo para ayudar a mi abuela pero ninguno es muy aplicado en cuanto al orden.

THIS ISN'T A LOVE LETTER | NORENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora