chapter 1: this isn't a love letter

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  En realidad, Renjun pensó que cruzar miradas con Jeno tan a menudo no era más que una mera coincidencia.

  No es que él estuviera buscando la mirada densa que Jeno solía darle a las cosas, como cuando se enfrascaba en sus bocetos a grafito en las páginas traseras de su cuaderno o calculando el tiro perfecto del balón en mitad del campo de basquetbol. Solía apoyar su mentón en la palma de su mano, distraído en los paisajes de las ventanas, sobretodo durante las clases de matemática.

  En realidad a Renjun no le importaba en lo absoluto. No conocía a Jeno para nada. ¿Jeno lo recordaba? Renjun había llegado a inicios de ese año a la preparatoria y ya estaban en pleno invierno. Compartían algunas clases, específicamente matemáticas, lengua y química, pero iban a distintos salones. Renjun prefería sentarse en las mesas traseras, cerca de la puerta, desde donde podía monitorear a todo el salón. Jeno prefería las mesas delanteras, y aún así, con medio salón entre ellos, no había día que no cruzaran una mirada.

  Quizás era culpa de Jeno.

  Se había teñido el cabello de un rubio cobrizo que destellaba desde la lejanía. Era molesto, llamativo. Renjun lo veía dibujar en su cuaderno, morder la parte trasera del lápiz, hacer muecas.

  Era divertido hasta que Jeno encontraba su mirada.

  Era alguien popular, Renjun lo notó con facilidad. A las chicas le gustaba. Era amable, buen estudiante, el presidente de su salón, deportista y guapo. En los recesos, un montón de personas se aglomeraban a su alrededor buscando su atención.

  Tenía un amigo cercano: Na Jaemin, de su mismo salón. Renjun solo compartía una clase con él pero era un tipo que se hacía notar donde fuera. Derramaba energía y sonrisas. Era campeón regional en atletismo y los maestros parecían amarlo. Siempre saltaba alrededor de Jeno y parecían combinar bien. Ambos atraían a tantas personas que era imposible verlos entre el grupo que los rodeaba.

  Renjun prefería los grupos más reducidos de personas. Se llevaba bien con Chenle y Donghyuck que compartían su mismo salón y una chica llamada Ryujin que había conocido en sus clases de música. Estaba bien con ellos, eran amigables y mucho mejores que otros amigos que había hecho en la secundaria. A todos les gustaba la música y Renjun parecía combinar bien en su grupo, acompañandolos en sus tardes otoñales donde salían juntarse en casa de Ryujin a tocar algo.

  Su vida iba tranquila. Era su penúltimo año de preparatoria y comenzaba a apreciar la tranquilidad antes que la turbulencia de sus años más jóvenes. No era el mejor de la clase, pero podía entretenerse garabateando letras en los bordes de los libros de geometría y creando partituras con Chenle, que era una clase de niño genio en el piano. Ryujin tocaba la batería, Donghyuck el bajo, y él complementaba con la guitarra vieja que su abuela le regaló alguna vez. Eran una banda, aunque solo interpretaban covers.

  Para Renjun estaba bien así. Algunos días, cuando se quedaba después de clases en el salón de música, podía ver desde el segundo piso al equipo tener partidos en la cancha de baloncesto. Tenían su pequeño grupo de fans, que asistían de público regular a las galerías. Renjun no tenía nada en común con los deportes. Jamás se le dieron bien ni estaba interesado en ellos.

  Pero cuando la novia de Ryujin les pidió asistir para animar a uno de sus sobrinos en un partido importante Renjun no vio demasiado problema en asistir. Pensó que podía ser interesante, nunca antes había prestado atención a esas competencias y no tenía mucho más que hacer. Además sus amigos parecían emocionados, negarse no era una opción.

  Esa fue la razón por la que Renjun se vio un viernes por la tarde atrapado en uno de los campos de baloncesto de la escuela a pesar de las bajas temperaturas. Lia, la novia de Ryujin, y Donghyuck, habían preparado carteles para animar al equipo y Renjun estaba sentado justo a su lado, un poco desorientado, tratando de abrigarse la nariz bajo una bufanda a cuadros. Estaban en las primeras filas de las gradas.

THIS ISN'T A LOVE LETTER | NORENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora