*Intentar divertirse*
Lo eché a un lado para poder lanzar una carcajada fuerte, su expresión fue de confusión, pero luego se fue aproximando una leve sonrisa en sus labios. Lo sostuve de la mano y lo guie hasta la zona verde que hay detrás de mi bloque.
— Emily, prefiero continuar dándote las clases —dijo, nervioso.
— Ya estudiamos mucho y conociéndote, solo quieres besarme —rodé los ojos.
En la parte trasera del bloque, había un árbol de manzana que generaba una increíble sombra encantadora y cómoda, también había una banca cerca del muro de Forbex. Cuando nos sentamos en la banca, inmediatamente empezó a llover y fue ahí donde vi esa expresión de preocupación y ansiedad en su cara.
Sus tenis blancos se habían ensuciado un poco de lodo y él solo estaba observándolos.
— Tendré que irme, necesito limpiar mis tenis —expresó, ansioso—, Espero que continúes repasando...
Lo interrumpí sosteniendo su mano y mirándolo con atención.
— Kev, es lluvia, es normal que se te ensucien los tenis, ¿bien?
— Prefiero estar dentro de casa, lo siento —soltó mi mano con fuerza y lo vi correr hacia su destino.
Cada día que pasaba con él, me daba cuenta de que tenía comportamientos extraños, esa ansiedad por siempre estar limpio dejaba mucho que decir. Se fue corriendo y hasta se le olvidó sus apuntes en mi bloque. Fui a recogerlos y lo eché en mi mochila para mañana entregarlos, cuando iba a colocar el ultimo cuaderno, se me cayó al suelo, justo en la división de este.
Estaba lleno de pequeños garabatos, agujeros, frases, dibujos que no tenían sentido y también había sangre.
Sangre seca.
Básicamente, parecían garabatos para expresar su frustración, su estrés y sus ganas de solo desaparecer. En ese momento Josefina entró al bloque, ya estaba anocheciendo y pronto teníamos que ir a cenar. Terminé de guardar todo y la acompañé al área de almuerzo, pedí otro sandwich y Jose solo una batida.
— ¿Estás bien, Jose? —pregunté.
— Nada, estoy un poco preocupada por Kev, hoy lo vi corriendo hasta su bloque, se veía muy preocupado —dijo, cabizbaja—, ¿Pasó algo entre ustedes?
— No, estábamos bien, de hecho, para divertinos un rato, lo llevé a la parte trasera del bloque.
— Ahora entiendo por qué llevaba sus tenis en la mano —sonrió—. Oye Emily, no debería contarte esto, pero...
La miré con atención, echando a un lado mi sandwich.
— Kev es muy estudioso es cierto, sin embargo, tiene muchos problemas —suspiró y le dio un sorbo a su batida—. Desde que lo conozco siempre ha sido tan pulcro e impecable, le da ansiedad los espacios llenos de polvo o de basura. No dudaría que esos tenis lo haya echado a la basura.
— ¡¿Qué?!
— Sí, es bastante ordenado, ¿no te diste cuenta de su bloque? —lanzó una carcajada—. Justin dice que es una de las ventaja de ser su compañero de bloque, se ahorra tener que limpiar, Kev lo hace cada segundo.
Josefina se reía de eso, pero ¿y si por limpiar tanto por tiene sus manos tan lastimadas? Parece enfermo que cada segundo o cada migaja la quiera eliminar, hasta si no le concierne.
— No me parece algo de lo cual haya que burlarse.
— No me burlo, solo te soy honesta para que lo entiendas; Kev no es como nosotros, así tan liberales, tiene reglas y pautas que debe seguir al pie de la letra, porque sino...
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El chico de las matemáticas ©
Novela JuvenilEmily nunca ha sido buena con las matemáticas, sin embargo, Kev es un prodigio para ellas. Pero...ellos dos son agua y aceite. Emily conoce a Kev de una forma bastante peculiar, pero se va percatando que él es la solución a todos sus problemas ma...