— ¡No pueden hacer una mierda bien, todo lo hacen mal! — Park bufo dejando caer su plato a la mesa, se cruzó de brazos y piso el suelo con fuerza.— Nisiquiera es tan difícil hacer su maldito trabajo, como se nota que no quiere que le pagen.
— Lo siento joven Park, lo haré de nuevo.— La pobre mujer se inclinó suspirando.
— Déjalo así, ya me dio asco comer.
Mientras tanto Johnny veía desde la sala, tenía su ceño neutro, pero por dentro estaba muriendo de rabia, ese mocoso había sido malcriado por sus padres desde una temprana edad, cumpliendo todos sus caprichos y de más.
— Johnny, hey, ven aquí.— Llamó como si fuese un perro, incluso chasqueando los dedos, otra cosa que molesto al mayor.— Dile a papá que hoy no tengo ganas de ir a su empresa, debo hacer unas cosas.
— Joven Jisung, su padre le pidió que fuese a resolver unas cosas, no creo que sea lo mejor cancelar a última hora.— Park se dio la vuelta y levantó la ceja.
— ¿Te he preguntado?
— No, joven Jisung.
— Entonces cierra tu maldita boca y haz tu maldito trabajo.— Seo quería voltear los ojos, quería golpear con la palma de su mano al chico, necesitaba palmear su culo y hacerlo llorar como la pequeña perra que era.
— Lo siento Joven, lo haré de inmediato, ¿necesita algo más?
— Claro que debes sentirlo. No quiero más nada, ustedes par de ineptos me hicieron perder las ganas de comer y de estar en la reunión de hoy, malditos.— Dio una mirada de odio a los presentes y subió a su habitación dándole un portazo al entrar.
— Simplemente no tiene remedio.— Se escucho de la señora que tomaba el plato y tiraba la comida.
— Lo tendrá, no debe preocuparse por eso, me encargaré de él.— Johnny miró la habitación de Jisung con una sonrisa, le enseñaría a ese mocoso a respetar de alguna manera.
the spoiled child.
Eran las 8:25 pm de la noche, la hora de la fiesta/reunión, Johnny no veía por ningún lado a Jisung, sabía que estaba enojado, no iba a dejar pasar la oportunidad de ir a hablar con ese mocoso. Miró a todos lados dejando su bandeja en la mesa, camino hasta las escaleras lentamente hasta subir al cuarto del chico, tocó la puerta y entró.
— Joven Jisung, su madre preguntó por usted, debemos estar abajo.
Seo notó que el otro no iba a bajar, estaba muy concentrado escribiendo en su teléfono, nisiquiera se había vestido.
— Joven Jisung, muchas personas preguntan por usted y estarían agradecidos de su presencia. — Se colocó enfrente a la cama del contrario.— Vamos a cambiarlo, por favor quítese la ropa o déjeme hacerlo.
Sí, a la edad de Jisung, todavía era vestido por Seo.
— No quiero, déjame tranquilo.— Seo suspiro atando su cabello.— Dile a mi madre que no iré, no quiero ver a gente estúpida.
— Al menos vamos a saludar, familiares suyos vinieron desde lejos.
— ¡No iré! — Tiró su teléfono a la cama y se sentó en la orilla de la cama, quedando frente al mayor.
Seo vio detalladamente al chico, ganas de abofetearlo no le faltaban, pero solo suspiro llevando su mano al cabello rosado.
— Joven Park, por favor no me haga enojar o tendremos que entendernos de otra manera.— Seo sonrió acariciando el cabello del chico, notó sus mejillas sonrojada y supo que iba bien.
— ¿Qué? ¿Vas a cohibirme de mis cosas? Ni lo creas, Johnny, me importa un carajo esa maldita fiesta, no quiero ir.
Seo se acercó al chico tomando su mentón con fuerza haciendo que lo mirase, relamio sus labios antes de hablar.
— Joven Jisung, vamos a vestirse por las buenas o por las malas.— El chico ni contestó y volteo los ojos, esa fue la gota que colmó su paciencia. Soltó su mentón para sentarse a su lado y tomarlo de los hombros, tirandolo a sus piernas.— Joven Jisung, ¿recuerda cuando su padre le dio un par de nalgadas cuando era más pequeño?— Nisiquiera espero a que contestase para darle un fuerte azote.
— ¡Señor Seo!
— Vas a aprender a comportarte, maldito mocoso.— Con su zurda jaloneo el cabello del chico haciendo que lo mirase.— Eres un maldito mocoso, llorón.— Soltó otro fuerte azote, esta vez bajando su pantalón de un tirón.— Cuenta cada azote.
— ¿Qué? No!
Seo cerró sus ojos lentamente con una sonrisa, acarició el culo del chico y siguió dando golpes en este.
— Cuenta, hasta que no lo hagas no te vas a ir.— Bajó su ropa interior y abrió un ojo para mirar a Park, tenía la mirada que buscaba: Sus ojos llenos de lágrimas mientras lloriqueaba por el ardor.— Hazlo.
— U-Uno.
Seo asintió volviendo a dar inicio a los azotes, llegando hasta doce, había dejado el pobre con ambas nalgas marcadas con su mano. Lo levantó de su cadera y recostó boca abajo para subir su ropa interior y pantalones.
— Apartir de hoy voy a azotar tu culo de niño rico cada que se comporte de manera incorrecta, Joven Jisung. Puede quedarse aquí, le diré a su madre que esta dormido.— Dio unas últimas palmadas en su trasero para luego acomodarlo sobre la cama y besar su frente.— ¿Nos entendemos?
— Sí, Señor Se-Seo.
— Buen chico.