Breves historias con el rey de los sueños.
#1. En MORFEO
"Esto no está bien, soy el Rey de los Sueños, y tú perteneces al mundo despierto"
Los que venís de los relatos con Loki ya sabéis qué esperar, a los demás sólo decir que bienvenidos al reino...
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—No, no lo sabía… pero sí pueden equivocarse, ¿verdad? Es decir, si yo estuviera enamorada lo sabría.
—A veces la persona enamorada es la última en enterarse, quizás porque no quiera aceptar la verdad.
—!Pero no lo estoy! Ay… si las hadas piensan eso, es posible que Morfeo lo crea también —pensé avergonzada.
—Me corrijo, la última persona en enterarse suele ser aquella de la que estamos enamorados. Y cuando ambos lo están el uno al otro es terrible, todo el mundo se da cuenta de la tensión entre ambos y te dan ganas de gritar que den el paso de una vez.
—Sabes mucho para ser un corcel —le dije sorprendida.
—No siempre fui corcel —me dijo, aunque no contó nada más y yo no pregunté, ya tenía suficiente con lo que me acababa de contar.
No podía enamorarme de Morfeo, éramos de mundos completamente diferentes, eso sin contar que él era el rey mientras que yo la hija del hombre que le tuvo encerrado. Sólo de imaginar que llegaría él día en que nos separaríamos se me hizo un nudo en el estómago, mi ánimo había pasado de la felicidad por haberme encontrado con mis amigas a una mezcla de tristeza, inquietud, impotencia y, por qué no decirlo, enfado. Enfado conmigo misma por no saber manejar mis propias emociones.
Lucien ya nos esperaba a las puertas del castillo y, aunque la consideraba mi amiga, no pude evitar sentir algo de decepción por no ser Morfeo quien me esperase.
—Oh, ¿y ese vestido? —me preguntó, aunque su cara pasó de la sorpresa a la preocupación—. ¿Y esa cara?¿Qué te ha ocurrido?
—Nada… —le dije al bajarme del corcel.
—Pues para no ser nada es como si estuvieras al borde del llanto.
—Ya, es que… esto… Joder…Mierda… ¡Joder!¡Me cago en la puta! —dije perdiendo los nervios por primera vez en mi vida, haciendo que Lucien alzara las cejas.
—¿_______?¿Quién te ha enseñado ese vocabulario? —dijo en ese momento Morfeo, el cual había aparecido detrás de mí haciéndome dar un salto.
—Sé muchas más, pero me he contenido —le dije molesta.
—¿Podéis dejarnos a solas? —les dijo Morfeo a Lucien y al corcel, los cuales abandonaron el lugar.
Morfeo se quedó plantado allí, mirándome, y yo me moría de nervios esperando su regaño.
—Adelante —me dijo, y yo le miré sin entender—. Di todas las groserías que quieras, tengo entendido que eso alivia bastante la frustración.
—Ya no quiero, me he quedado a gusto —dije cruzándome de brazos.
—Lo dudo, tu expresión corporal dice lo contrario, al igual que tu ceño fruncido. ¿Cuál ha sido el desencadenante de tu reacción? Creí que ir al bosque te animaría.
