We've been livin' on a fault line

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NdA: ¡Hola, cucurucho!

Me propuse escribir esta historia a mediados de agosto pero no la pude empezar hasta septiembre y tenía pensado subirlo para el día Kagehina pero entre exámenes y prácticas de máster el tiempo se me ha echado encima. Estoy MUY nerviosa porque lo leas. Después de estar prácticamente dos meses y medio sin escribir, mojar la pluma en el tintero me ha hecho darme cuenta de lo oxidada que me siento.

La propuesta de la historia es el classic amigos que tienen sexo con turbulencias de por medio y en un principio mi idea es solo usar el punto de vista de Hinata aunque, entiendo que en algún punto me entrará el gusanillo de que leías algo desde la otra, así que no me comprometo a que sea un cien por cien así.

¿Qué opináis de la decisión de hacer dos películas para representar el resto del manga en vez de una temporada? Yo tengo un conflicto bastante grande.

Disclaimer: Haikyuu!! pertenece a Furudate, a mí las ganas de comerme unos Maltesers. La canción que utilizo para el título es de Ashe, por si la queréis buscar.

So this is it, that's how it endsI guess there's nothing more romantic than dying with your friendsAnd I'm not sorry for myselfI wouldn't wanna spend a minute loving anybody else

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So this is it, that's how it ends
I guess there's nothing more romantic than dying with your friends
And I'm not sorry for myself
I wouldn't wanna spend a minute loving anybody else

So this is it, that's how it endsI guess there's nothing more romantic than dying with your friendsAnd I'm not sorry for myselfI wouldn't wanna spend a minute loving anybody else

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La sombra de un hombre se recuesta en el entarimado de una terraza.

Alargada de derecha a izquierda y estrecha desde la barandilla de madera hasta las puertas correderas hechas de papel traslúcido.

No es ni será el hotel más imponente que ha visitado, pero le gusta. Con su tatami verde cenizo, sus mesillas bajas, su onsen con vistas a la montaña. Le gusta porque le recuerda a los campamentos de veranos en los que el espacio personal pasaba a ser un concepto abstracto y se veían en la obligación de amontonar los colchones unos junto a otros rezando por que el compañero de al lado no roncase, se moviera poco o tuviera cuidado de no pisarle si le entraban ganas de ir al baño en plana noche. Habían reservado un salón para los dos equipos, con el fin de celebrar el evento del mes, que sería recordado durante el siguiente trimestre, como mínimo. Muchas tiendas locales se habían visto sin abastecimientos por la acogida reciente del público y, dentro del estadio, vendieron más castañas asadas y oniguiris Miya que el año pasado.

Till forever falls apartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora