Prólogo

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Agosto 8 del 2020
Berlín - Alemania.

Axel Schneider.

Hoy después de 3 años volvía a Alemania, no me puedo quejar me ha ido de maravillas en Estados Unidos, regresé a Alemania para visitar a mi única familia. Mi madre y mis sobrinos; madre se ha hecho cargo de los hijos de mi hermano y su esposa después del atentado que tuvieron. Me alejé porque en verdad lo necesitaba y aunque eso no ha ayudado mucho, al contrario creo que resurgirá con mayor fuerza apenas la vea. A mi pequeña, ese ser que me provoca miles de cosas con solo una mirada, ella no lo sabe ni nadie pero siempre la he amado como mujer, sé que esta mal y que es enfermo y morboso. Pero es algo inevitable que surgió cuando la ví por primera vez en un traje de baño tan pequeño que me generó problemas con mi entrepierna, Irene se ha convertido en ese deseo prohibido que deseo consumir, por años me mantuve alejado creyendo que ese deseo desaparecería pero empeoró al tener la lejos. No sé cómo reaccionará mi cuerpo y mi corazón apenas la vea.

Y como mañana está de cumpleaños, quiero darle la sorpresa.

El que se detenga el auto me saca de mis pensamientos, estamos enfrente de la casa de mi madre. Debe estar molesta, desde que estuve lejos los visitaba muy poco o casi nada y la verdad no confiaba con que ellos viajaran, desde el accidente de mi hermano y su esposa la seguridad se triplicó.

Me bajo del auto y avanzo hacia la entrada de la pequeña mansión de mi madre.

Ya la seguridad me reconoce y enseguida me dan paso hacia la casa, misma donde me recibe el mayordomo de mi madre, Dante.

-Buenas tardes señor Schneider- me saluda Dante.

Solo asiento y me dirijo al recibidor donde me encuentro a mi madre con un pequeño pelirrojo aun con el uniforme del instituto. No voy a mentir me encuentro muy nervioso por como me puedan recibir pero trato de ocultarlo.

Me aclaro la garganta para que noten mi presencia, mi madre levanta la mirada y en sus ojos noto la sorpresa y la conmoción, claro no me esperaba.

-Axel, que bueno que nos honra con tu presencia- me dice finalmente seria.

Avanzo hacia ella y acortó la distancia entre nosotros para estrechar la contra mi, la he extrañado demasiado, no fue fácil para mi tampoco simplemente irme. Mi madre baja las barreras y finalmente me aprieta fuerte contra ella como si no quisiera soltarme.

Bajo la mirada para encontrarme con un par de ojos verdes que me miran curiosos y tristes pero con su semblante serio. Le doy una sonrisa esperando que me la devuelva y dejo de sonreír al ver que no tiene intenciones de hacer lo. Auch

Sé que le falle también a este pequeñín y me siento como un imbécil aun más.

-Hijo mío, terco y todo pero así te amo, como es posible que no te acordaras de tu madre? Nisiquiera para ver como estábamos? Pocas veces fue que recibí una llamada tuya, no nos querías cerca y por eso te alejaste? Cuál fue la verdadera razón Axel?- Me bombardea mi mamá apenas nos separamos.

Le digo que hablaremos después y le pregunto por la pequeña pelirroja que ya no es para nada pequeña y me hierve la sangre cuando me dice que salió con un maldito amigo, Dios ni siquiera sé si pude esconder mi desagrado ante esa respuesta. Decido que apenas llegue hablaremos muy seriamente.

Trato de entablar conversación con el pequeño Volker de ya 11 años. Mi madre me explica que es poco sociable desde lo que pasó y sé que eso de alguna forma lo marcó, como también a mi pequeña.

A eso de las 11 de la noche le digo a mi madre que se vaya a dormir que yo espero a Irene. Acepta finalmente y me quedo en la sala con las luces apagadas y con un vaso de whisky en la mano. No es hasta que media hora después que la oigo llegar por el sonido de la cerradura, pero las risas en la entrada no hacen si no aumentar mi mal humor. Cuento hasta 100 tratando de controlar me.

Cuando la veo cerrar la puerta desde la oscuridad, la abordo ahí mismo dejando la contra la puerta. Le tapo la boca para ahogar el grito que iba a lanzar, trata de empujarme pero soy más rápido y le tomo las manos por arriba de su cabeza. El reconocimiento brilla en sus ojos cuando me reconoce pero así como vino se va para darle paso al enojo, lucha contra mi y no la dejo ya que callo toda respuesta apoderando me de sus labios algo que necesitaba y ansiaba, simplemente sucumbí a mis deseos primitivos y a los celos por hacerla en brazos de otro.

La beso fuerte y tendido. Al principio se queda estática pero enseguida le muerdo el labio para que le dé paso a mi lengua y devoro su boca como siempre quise volver hacer lo desde aquella vez que supe que fue ella a quien me besé en esa fiesta.

Ella trata de resistirse pero sé que no me es indiferente, al final cede y yo me siento en el paraíso o mejor dicho en el hermoso infierno creado por Irene Schneider.

De mi no vas a escapar nunca más pequeña, pienso quedarme aquí para siempre si es necesario. Pero de que eres mía para siempre, lo eres.

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Aclaro, esta saga es un "multiverso". Cada historia tendrá su trama diferente, aunque se vean los mismo personajes.

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