Prólogo

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—¡Maldito, cobarde!

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—¡Maldito, cobarde!

El hombre hizo caso omiso al grito del otro hombre de cabello grasoso y siguió corriendo, saliendo de la casa con dos bebés en brazos. Esa noche del 31 de octubre era más helada y oscura de todas las anteriores.

El hombre llegó hasta su auto y colocó a la bebé y al bebé en sus asientos en la parte de atrás. Los llantos de sus hijos solo hacían que su fuerza se desgastará más.

—Shh... —Trató de tranquilizar a los menores—. Papi está aquí, papi está aquí.

Pero los llantos no cesaban y el hombre entendió el porqué. Sus bebés estaban heridos. La niña tenía en la parte de arriba de la mano una quemadura, una quemadura en forma de una rayo, y el niño tenía una exactamente igual pero en la frente.

Desesperado, dió un beso en la cabecita a los dos y subió al auto en el asiento del conductor, dispuesto a poner en marcha el auto pero...

¿Adónde iría ahora?

Estaba destrozado con ver el cuerpo de quién era el amor de su vida tendido en el suelo. Soltó en llanto a los segundos, de sus ojos solo salian lágrimas y sus lamento eran acompañados con el llanto de los bebés.

Lo había perdido todo... La había perdido a ella cuando la estaba por recuperar. Sus sueños sé desplomaron y con ellos, él también.

—Baja del auto... No quiero hacerte daño—alzo la mirada al quien lo apuntaba con la varita, miró a su alrededor y varios Aurores estaban rodeándo su auto con varita empuñada.

—Theseus... Por favor escúchame—suplicó el rubio mientras salía del auto con las manos alzadas.

—Muestra tu brazo izquierdo—ordenó Theseus a su... Amigo.

—Yo no...

—¡Hazlo ahora malditasea!

Los gritos de los bebés aumentaban.

—Perdóname...—susurró mostrando su antebrazo, lastimosamente, con la marca tenebrosa.

—Eres un maldito traicionero...—dijo Theseus entre dientes, decepcionado del hombre—. Ella confiaba en ti y tú... ¡Potter era tu amigo! ¿¡Cómo pudiste traicionarlos!?

—¡Ese hijo de puta no era mi amigo! ¡Nunca lo fue!

—¡Ojalá te pudras en Azkaban! ¡Desmaius!

El llanto de los bebés cesaron tras los gritos de los demás Aurores, los rayos de luz roja dieron al hombre...

Dejándolo inconsciente en el suelo.

...

Un par de días después de esa trágica noche, Dumbledore junto a Newt Scamander caminaban a mitad de la noche en una silenciosa calle de Italia con una bebé, quien dormida pacíficamente en brazos de Newt.

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⏰ Última actualización: Apr 14 ⏰

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Aless D'Angelo: la heredera del mal (H. Granger)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora