Susurros en el viento...

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El frío me estremece hasta los huesos, me es imposible escuchar nada con claridad, la tierra gira ante mis ojos mientras la oscuridad me consume violentamente, lo único que logro escuchar muy a lo lejos es el dolor que deja atrás el rugido del fuego.
Justo antes de sumergirme en la más inexplicable sensación de sueño, escucho un grito estrepitante que haría detener hasta al más orgulloso corazón
-¡No puedes negar tu naturaleza!
Y así, como si la electricidad corriera por mis venas, aún sufriendo, aún sin entender nada, volvía a estar de pie, volvía a romper de nuevo en mil pedazos las esperanzas del destino.
*La tierra se agrieta, mi profundo océano llega a su fin, otra vez... el viento arrasa con la electricidad que brota de mi piel, con las estúpidas esperanzas que tenía de vivir..., mi vida lejos de ser una bendición, es un puto infierno; es imposible empeñarse en unir los pedazos de algo que yace enterrado hace demasiado tiempo, imposible remover un veneno que ya ha atacado todos los puntos de tu ser, imposible buscar perdón cuando ya solo existe la indiferencia, imposible recoger amor cuando solo se han plantado errores*
Ahí estaban, ahí estaban una vez más las pocas personas que me habían valorado, que me habían amado, si, muertas...
La sangre rodeaba sus rostros, empapaba sus cuerpos, mientras que la vida escapaba vertiginosamente de cada centímetro de sus incólumes almas.
No; ayudarlos era algo que no tenía permitido hacer, al final todos los esfuerzos que podrían haber brotado de mi manos ya eran totalmente en vano.
Y de nuevo... ahí estaba ese efímero grito que ahora se tranformaba en susurro:
-¡No puedes negar quien eres!
Ya no era un juego de mi mente, era un verdadero tormento, era algo que definitivamente no podría olvidar...
Así sin más nada que hacer, sin más que perder, solo podía continuar mi tortura, aunque muriera todos los días, sabía que aunque no quisiera, debía seguir, seguir andando, hasta que tal vez algún día, por fin mi mente se fracture, dejandome por primera vez solo, sin ese orgullo que manipula mis palabras...
Bueno..., el bosque se alza ante mi, mi reputación me persigue, mientras que la tierra retiene mis pasos, tal vez, si estaba perdido; la verdadera pregunta era si estaba perdido en realidad o en mis pensamientos; a lo mejor cualquiera de las dos pudo haber sido la causante de lo que escuchaba... de las voces que me atormentaban en esos momentos:
-¡Los indignos arden!
-¡Los sueños se marchitan!
-¡Las mentiras se pierden!
-¡Los errores se pagan!
-¡Las promesas se rompen!
-¡Las verdades mueren!
-¡El mundo es injusto!
-¡No existen los inocentes!
-¡No existe lo bueno!
-¡No existe el mal!
-¡El Karma siempre llega!
-¡La Muerte siempre gana la batalla!

Los susurros parecían más como fugases estelas de pensamientos que rondaban por mi deteriorado ser en aquel oscuro y sinuoso aquelarre de árboles que bloqueaban todo mi enervado paso...
Entonces... recuerdo ese árbol, ese entre todos los demás, ese al que solo acompaña malos pensamientos... ¿acaso es una casualidad? y en ese momento otro susurro, uno que al parecer esperaba pacientemente para responder a mis propios pensamientos, me atormentó una vez más...
-"Es el inicio, no casualidad"
Y aún así, como si mi mente estuviera dictando sentencia, estaba nuevamente ese terrorífico recuerdo, ese que había encerrado en la más inhóspita de mis entrañas, ese número amenazante, toda esa sangre, todo el miedo, toda esa culpa... todo me acosaba justo en el momento que por mucho que intentara nunca podría saber si ese... si ese recuerdo, si esa nueva tortura que emergía, siquiera alguna vez fue real...
¿Acaso es justo? ¿Es justo recordar lo que se supone que está olvidado? ¿Recordar lo que juramos y logramos borrar? Y sí, no es justo, pero es aún menos justo no saber quien tiene la razón, ¿acaso la razón la tiene mi mente que se empeña en aliviar mi carga diciéndome que nunca ocurrió? ¿acaso la tiene esa maldita sensación que me tortura todos los días? me pregunto entonces: ¿Se puede tomar una decisión sin ninguna consecuencia?
Si la humanidad es incapaz de hacer a alguien cambiar de opinión, entonces porque la vida se empeña en despedazar aquellas férreas decisiones que nos definen desde siempre, destruir hasta los propios átomos de aquello que llamamos principios, de acabar y cerrar etapas de un día para otro, de atravesar en nuestro camino aquello que ignoramos, de darte solo dos opciones: perdonar o estancarte, seguir o hundirte, vivir peleando o morir con orgullo, reír ocultando mentiras o llorar diciendo verdades...
Y mi verdad esta en todas partes, esperando el momento justo para atacar, o a lo mejor ya había atacado... conociendo mi suerte, la muerte era solo una de las atrocidades, de hecho la más insignificantes que mi verdad podía usar, porque en nuestro juego, la vida solo es un espectador más, su meta, y aunque no lo quiera la mía también, pues que todos participen en el más tentador entretenimiento, uno donde la muerte espera impaciente la victoria; un juego donde el campo de batalla... es mi dañada y tétrica memoria

*21 de diciembre 318 a.C. *
~3:18 am~

-Juras hoy a la espera de Yule, acompañado por la tierra que ancla tus pies, del fuego que retiene el ya próximo frío, por el agua que calma tu ser, por el viento que despide ya a todo átomo de vida, por el tiempo que espera tu decisión y por la muerte que te honra con su presencia; juras hoy para proteger a tu pueblo renunciar a tu propio ser, destruir a quien eres ahora, para encontrar a quien serás mañana...
-Lo juro
-Lo juras sin dudar un segundo -¿Renuncias a vivir?
*Acaso es de humanos pensar en alguien más que no sea uno mismo, renunciar a tu felicidad por la de otros que ni siquiera te lo agradecerán, acaso se le puede decir a un niño que debe morir para ayudar a personas que ni siquiera conoce, ¿los demás estarían dispuestos a morir si estuvieran en tu lugar? ¿Todo para que? ¿por un dios? ¿Es justo? (A dios ni siquiera le importamos, yo soy, soy mi propio dios) *púes aún así lo hice, tal vez si lo hubiera aceptado del todo no tendría que haber afrontado las consecuencias, haber aceptado mi tormento...*
-Lo juro, hoy doy mi alma, doy mi vida por aquellas que pronto verán crecer
*En ese momento fue la primera vez que pude oler el ácido sabor que dejaba la sangre, en ese momento sentí lo que se supone que no debía sentir, miedo... horror... Sentí desgarrarse mi propia piel, sentí el frío hostil en la tierra que acariciaba mi temprana muerte, entonces... me di cuenta que la muerte no empieza en un lecho de rosas, que la muerte no huele a las fragancias de las flores, la muerte es solo un frío interminable donde solo aquellos que conocen las injusticias de la vida encuentran paz; y pues no, te aseguro que no era yo, después de ese momento ya nunca volví a ser del todo yo, la inocencia escapó de mi ser con el último soplo de aire, mis sentimientos se redujeron todos por un instante, ya solo había uno, ganas de venganza..., y tal vez fue eso y solo eso lo que me enlazó definitivamente a ella..., me prometió aquello que era imposible, aquello que no me merecía, pero aún así lo logré, conseguí: "mi venganza", pero... ¿a que precio?






Déjá VuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora