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CAPÍTULO 27
Kinleigh

—¡Eso no es lo que me duele Nora! —me limpio las lágrimas—. No me importa que se haya imaginado a otra persona porque yo no soy ninguna puta santa y me imaginaba a James. Quizás me jode un poquito que se haya perdido tanto en su fantasía que me confundió y me llamó por otro nombre pero... no me duele, no como debería de dolerme, supongo —Trago saliva —. No me duele que me haya engañado, me duele que no confiara en mi para decirme como se sentía realmente, me duele no saber hace cuánto lo hace ni cuándo se dio cuenta. Me duele sentir me usó para ocultar lo que realmente es... —sorbo mi nariz y me limpio las lágrimas con rabia otra vez —. Me duele... me duele que —las palabras se me quedan pegadas en la garganta —. Me duele porque parece que olvidó que antes de ser novios éramos amigos.

Me paso las manos por la cabeza que me duele de tanto llorar.

—Yo no lo hubiera juzgado, lo hubiera entendido y apoyado... es... ¿por qué no me dijo? Yo... siento que nunca le di razones para no confiar en mi.

—¿Por qué tú no le dijiste que te acostaste con James?

Volteo a ver a Nora. Quito mis pies de sus piernas y me siento en la cama.

—Por miedo a lastimarlo... —Abrazo la almohada —. A perderlo...

Nora se encoge de hombros.

—Quizás él lo hizo por eso mismo... —Responde —. Mira, ninguno de los dos estuvo bien. Ustedes debieron sentarse a hablar desde que empezaron a fallar y más, si probablemente, lo que los hizo alejarse fue eso. Quizás él empezó a alejarse de ti porque no sabía cómo decirle a su novia de cuatro, casi cinco años, en ese entonces que le gustaba dar y que le dieran por la puerta trasera. ¿Nunca lo hizo contigo por ahí? —Niego —. Quizás sea bisexual y no gay, quizás por eso no sabía que hacer y su mejor carta fueron las excusas y mentiras y cuando se dio cuenta, ya era tarde. Seguro ya no se le paraba porque...

—Porque ya no se sentía atraído sexualmente por mi... —Susurro viendo hacia la almohada.

—Quizás empezó como una confusión que se le salió de las manos... pero estas son solo suposiciones y la única manera en la que obtendrás una respuesta es hablando con él.

Mordisqueo mi labio inferior.

—¿Será que alguna vez lo hizo? —Nora frunce las cejas —¿Follárselo? ¿O todo fue mera confusión y aún no habían hecho nada? ¿Fui yo la primera en acostarme con otro?

—No sé, Le. El único que tiene respuesta a todo eso que ronda en tu mente es Thomas.

Me limpio la lágrima que recorre mi mejilla y sorbo mi nariz antes de acostarme en las piernas de Nora otra vez. Ella pasa su mano por mi cabello, peinándolo.

—Fuiste un poco hipócrita —Suelta y yo me limpio la nariz —. Sé que hablaste en medio del shock pero...

—Ya sé...

—En cierta parte lo entiendo, digo, yo también estaría pensando desde hace cuánto lo sabe, si se acostaron y todo eso que da vueltas en tu cabeza pero Leigh, la verdad es que no había manera de que esto fuera bonito —Habla con sinceridad —. No existe ninguna manera en la que una conversación al respecto hubiese terminado bien pero debemos admitir que este no hubiera sido el desenlace.

Pasa su mano por mi cabello otra vez antes de darme un beso en la frente.

—¿Hablarás con él cuando vuelva?

—Creo que es lo correcto.

Nos quedamos en silencio, supongo que no hay nada que decir y quizás ni siquiera debería de estar llorando pero es que duele.

Querido Profesor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora