Si te dicen "La ciudad del amor" ¿Qué es lo primero que piensas?
¿París?
Error.
Chipre es la primera tierra que pisó Afrodita, la Diosa del amor, después de nacer por lo que ahí se le conoce como la ciudad del amor en la antigua Grecia.
En esa ciudad es dónde se le rinde culto a la Diosa más hermosa de todas y ella a cambio les da su ciudad y su protección para que los humanos se amen libremente.
No importa el género, la etnia, el idioma, etcétera. Nada importa cuando se trata de amor.
Existe toda clase de amor, amor romántico, amor prohibido, amor erótico, hasta el amor platónico, entre otros. Ella se encargará de proteger cualquier clase de amor y cuidado con negar o insultar lo que ella protege porque las consecuencias de cometer aquel acto atroz son terribles.
¡Cómo le pasó a los hermanos Kim!
Les cuento, los hermanos Kim eran hijos de un general muy importante para el imperio. El dinero nunca les hizo falta y se les notaba en su actuar.
Kim Jisoo y Kim Seokjin son las personas más engreídas y frívolas que habitaban Grecia, vaya, hasta eran demasiado para la Diosa.
Veían a los amantes como personas vulgares y sin clase, para ellos era horrible la idea de enamorarse hasta caer tan bajo como lo hacían aquellos enamorados que hacían el ridículo con los espectáculos que montaban a plena luz del día. Se la pasaban hablando mal del amor y los amantes cosa que provocó el enojo de la Diosa.
Un día mientras iban pasando por el templo sagrado de la ciudad divisaron a dos personas besándose de manera desagradable, según ellos, y sin gracia.
— Uhg, no puedo creer que los pueblerinos sean tan ridículos — Seokjin hizo una mueca de asco haciendo reír a su hermana que iba colgada de su brazo.
— Lo sé, son tan patéticos — Ambos rieron mientras se alejaban de aquella escena — Al igual que este estúpido pueblucho, ya me quiero largar de aquí.
El chico asintió dándole la razón a Jisoo.
— Ya quiero que transfieran a papá para regresar a nuestra antigua casa — Se quejó el alto.
— Y si, no debieron traernos aquí, hay mucha chusma.
— Nos infectaran de alguna enfermedad sexual, mejor no respires hasta que lleguemos a casa.
Ambos siguieron criticando el lugar y a su gente mientras iban de camino a su hogar, todo esto siendo observado por la Diosa del amor quien no se iba a quedar de brazos cruzados ante tal falta de respeto.
Afrodita decidió maldecirlos en el nombre del amor volviendolos en lo que tanto juraron odiar, los convirtió en las personas más amorosas que hayan pisado Grecia.
Con la Diosa Afrodita y con el amor no se deben de meter, que quede claro.
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