Llevaban mucho tiempo corriendo, un día y mrdio. Estaban cansados, exhaustos, agotados... El chico de ojos azulados se paró unos minutos para recuperar el aliento. Se tumbó en la tabla de madera más fuerte que encontró e intentó recordar.
Otra vez aquella tortura rebotando en su mente. Era casi imposible llenar aquel vacío en su mente. Sin saber como ni por qué, empezó a convulsionar. Sólo aparecían palabras aleatorias en su mente:
Mira, afronta, sobrevive, lucha.
Lo que le hizo despertar fueron las tres últimas palabras:
SIGUE ADELANTE MARK
¿Mark? ¿Era así como se llamaba? Debía serlo, ¿Qué otra cosa podría significar? Todas aquellas preguntas rondaban en su mente. Abrió lentamente los párpados para que la luz del sol no le causara ningún daño.
Hasta entonces, no se había percatado de que el paisaje había cambiado. Ahora no estaban al nivel de las nubes, estaban más arriba todavía. Pero lo que más le impresión causaba es que había dos muros gigantes de piedras apiladas una encima de otras, cada muro a un lado, como si no quisiesen que vieran al resto de jóvenes.
Ahora ya no se veían árboles alrededor, se veían espantosas figuras de esqueletos. Reales o no, eran igual de espantosos. Mark no dudó ni un segundo en salir corriendo de ese extraño lugar.
No tardó mucho en llegar a donde dos puentes se juntaban. El suyo y uno de un color dorado. Pensó que alomejor alguien venía por aquel puente así que esperó.
No se había equivocado, pues no mucho después vio aparecer una silueta femenina. La chica se acercó sonriente. Se alegraba de ver a un ser humano. La chica parecía en mejores condiciones que el muchacho que la observaba incrédulo.
- Ya sé que soy bellísima, pero no te quedes atontado.-Mark no pudo responder nada. Hacía mucho que no oía la voz de un humano. Ni siquiera sabía como era la suya. Al menos, no lo recordaba.- Me llamo Clodette, encantada.
-Espera, ¿también tu has recordado tu nombre? -Se sorprendió mucho al oir su nombre, quizás porque era igual a la que había oído en su mente unos instantes atrás. La voz que le ayudó a recordar su nombre.
-No, me lo he inventado, no recuerdo nada de mi vida anterior. Es un fastidio.-Aclaró Clodette- Oye, ¿has dicho "también"?
-N-no, me habrás entendido mal.-Intentó parecer que el no era diferente.- Me llamo Mark.
-Vale Mark, tienes cara de no haber comido en la vida.
-Eso es porque no he comido ni bebido nada, listilla.-Se defendió haciendo una mueca.-¿Cómo tu está tan bien? - Con esa pregunta, Clodette sonrió e incluso se sonrojó un poco.
- Llegué aquí con una mochila llena de alimentos y bebida.- Respondió quitándole importancia.-¿Quieres?
Mark asintió cogiendo el queso y agua que la chica le había ofrecido. Hicieron una especie de picnic hablando sobre lo que habían visto en todo su trayecto. Clodette contó una historia, quizás un poco exagerada. Sus palabras fueron estas:
-Desperté igual que tú: desorientada, aturdida. Mi puente era dorado, diferente a todos los demás, me causó un poco de miedo aquello, pensé que yo aquí no me iba a ningún lado, que mi puente era diferente, porque yo estaba destinada a morir-Esto último lo dijo trágicamente, como si de verdad fuese a morir-. Giré la cabeza a la derecha y te vi a ti. Me extrañó que tu estuvieses igual de asustado que yo, pues parecías más maduro y bueno, con mejor cuerpo-Al acabar esta frase, Clodette repasó a Mark con la mirada y ésta se sonrojó- No te emociones chico. Es un simple cumplido.
Empecé a correr cómo todos los demás al oír esa robótica voz, que me puso los pelos de punta.
Después de un día, de repente, como si hubiese pestañeado, y todo hubiese cambiado, estaba rodeada de volcanes, que llegaban más alto que el puente colgante sobre el que estaba. Bajé la mirada, y no había prado, había lava. No pude soportar aquella sensación de vulnerabilidad. Volví a echar a correr sin mirar atrás, pues tenía miedo de encontrar fuego viniendo hacia mí. Tardé otro día más en llegar aquí, cuando vi tu silueta, la verdad es que me alegré bastante y relajé el paso, ya que estaba más relajada. Pero no me paré en seco. Tenía miedo de caer igual que la chica rubia, no se si me entiendes...-
Se quedaron en un largo silencio, no incómodo, más bien un momento de calma.
-No me he inventado mi nombre.-Soltó de repente Mark. Sobresaltando a la chica que estaba sentada al lado de el, y haciendo que se reincorporarse.
-¿¡Que!?-Exclamó su compañera.
-Que mi nombre me lo dijo una voz, junto a las palabras SIGUE ADELANTE, mira, afronta, sobrevive y lucha.-Por alguna extraña razón, el chico quería sincerarse con su amiga.
-Eso me soluciona un problema....
-¿Cual?
-Yo no soy la que tiene un problema por el puente dorado.
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UN PUENTE, UN DESTINO
General Fiction¿Qué pasaría si te despertases sin recordar nada? 16 jóvenes convivirán en una isla, pero no en el suelo. Una isla elevada. Rodeada por precipicios. No solo tendrán que convivir: TENDRÁN QUE SO...