Amarone Della Valpolicella

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Las noches en San Gimignano no son diferentes de las de su hogar natal y eso es sumamente triste considerando que se escapó de allí por lo mismo

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Las noches en San Gimignano no son diferentes de las de su hogar natal y eso es sumamente triste considerando que se escapó de allí por lo mismo.

Se supone que está ahí con el propósito de distraerse y pasarla bien en uno de los pueblos más antiguos de Italia, pero la realidad es que se encuentra solo, no puede entender el idioma y esta más deprimido que cuando llegó.

Incluso esta comenzando a sentirse un poco preocupado por su excesivo consumo de tabaco, creía tenerlo bajo control, pero se equivocaba y ya va por su tercer cigarrillo de esa noche.

Pero tiene que admitir que no todo es tan malo, el lado positivo es que la comida es deliciosa, el alcohol también, el aire está libre de contaminación y por supuesto, la oportuna y maravillosa vista de un completo pero atractivo desconocido bebiendo vino en el balcón de su casa sin ningún tipo de preocupaciones es una de las pocas ventajas que le ha brindado esa vieja posada en la que consiguió hospedaje.

No es que él se considere alguna especie de acosador o maniático, pero es que se encuentra justo frente al balcón de su habitación y además, se le hace curioso que el otro hombre haga eso cada noche después de la cena.

Debe de confesar que le da un poco de pesar, tal vez sea alguien con problemas de alcoholismo y tal vez por eso mismo es que no puede pasar de la primera copa sin caer dormido.

Estaba pensando en ello mientras le daba una calada a su cigarro cuando por casualidad sus ojos se encuentran con los del desconocido y sólo por la vergüenza de que tal vez lo hayan descubierto mirándole tan descaradamente es que no fue capaz de apartar la mirada, creía que recibiría una mueca de disgusto o algo así, pero el contrario solo alza su copa de vino en su dirección antes de llevársela a los labios.

No pudo seguir manteniendo el contacto visual luego de eso, apagó el cigarrillo y con la poca dignidad que le quedaba inclina la cabeza y vuelve adentro, en dónde va a su cama, toma asiento y coloca una almohada en su regazo para ahogar sus gritos de frustración hasta que parece tener suficiente y toma la decisión de no volver a salir al balcón por el resto del viaje.

Por supuesto que se mintió a sí mismo y a la noche siguiente estaba ahí afuera, sentado en una silla mientras fingía leer, sin entender ni una sola palabra del libro y obviamente sin esperar a su habitual acompañante. Así que no se sintió para nada decepcionado cuando no apareció después de la cena, como hace usualmente.

- Esto es ridículo - Susurra, cerrando el libro con evidente molestia.

Se estaba poniendo de pie para comenzar con su retirada, pero el característico chirrido de esas viejas puertas de madera lo hacen detenerse, permaneciendo de espaldas al individuo que de seguro esta viéndole y tal vez sea su imaginación pero parece estar escaneándole de pies a cabeza, el simple hecho lo hace sonrojarse levemente.

- Buonanotte - Saluda luego de terminar con su escrutinio y al girar se encuentra con su "vecino" apoyado en la barandilla de su balcón.

- Hola - Es lo único que pudo decir y se maldice internamente, ni siquiera sabe para qué quería que el otro estuviera ahí sí ni hablarle podía.

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⏰ Última actualización: May 12 ⏰

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