Barbera D'Alba Prunotto

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Jiang Cheng se despierta gracias al característico ruido de los habitantes que se cuela por las ventanas, se apoya contra el respaldo de la cama bostezando y tallando sus ojos con el dorso de su mano, acostumbrarse a esa clase de despertar fue dif...

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Jiang Cheng se despierta gracias al característico ruido de los habitantes que se cuela por las ventanas, se apoya contra el respaldo de la cama bostezando y tallando sus ojos con el dorso de su mano, acostumbrarse a esa clase de despertar fue difícil los primeros días y ahora ya hasta lo considera su nuevo despertador.

Mientras se estiraba entre las sábanas el pensamiento de que estaba actuando como un sinvergüenza le perforó la cabeza, él estaba ahí en una cama que no era suya porque la noche anterior hizo algo inadecuado y el sonido que proveniente de la cocina le advierte que el dueño de la casa ya se despertó y parece que de un muy buen humor.

- Buongiorno, dormigliona - Le escucha saludar y él solamente logra gesticular un seco "Mhn" - Estoy haciendo el desayuno, así que puedes ir al baño en dónde está tu ropa y un cepillo de dientes - Indica amablemente y él asiente antes de levantarse e ingresar al baño.

En tanto se viste piensa en la incómoda situación que será compartir el desayuno con el hombre que a duras penas sabe cómo se llama y que le hizo sexo oral casualmente la noche anterior porque estaban ebrios y lujuriosos e incluso podría decir que otros sentires se involucraron. Detesta que sus acciones se asemejen a la típica trama de una novela para adolescentes hormonales con problemas de apego y él definitivamente es el adolescente con problemas.

Por otro lado, para Lan Huan su mañana ha tenido un buen comienzo y todo gracias a la vista de ese espléndido cuerpo que tuvo la oportunidad de adorar todo lo que quiso la noche anterior, así que se dispone a terminar de cocinar mientras silba una pegadiza tonada y Jiang Cheng después de hacer sus necesidades, cepillar sus dientes y lavarse la cara se da cuenta de algo importante luego de estar casi vestido.

- ¿Dónde están mis pantalones? - Pregunta al salir del baño con su camisa apenas abotonada y en boxers.

- Oh, aún se están secando - Le responde el contrario, terminando de poner la mesa - Puedes tomar asiento mientras tanto - Le ofrece y él acepta en silencio mientras le entrega una taza de café humeante - ¿Azúcar? - Pregunta.

- Media cucharada, por favor - Le responde, tratando de no hacer contacto visual porque irónicamente, se siente avergonzado.

- Preparé un poco de congee para la resaca - Comenta el contrario con una sonrisa, extendiéndole unos palillos.

- Luce bien - Logra decir y debe admitir que extrañaba algo de la comida de su país.

- Buon appetito.

Ambos comen en silencio sus platillos al igual que sus bebidas y cuando acabaron no sabían cómo romper la tensión que repentinamente les rodeaba, pasaron algunos minutos de sepulcral silencio cuando el Lan fue el primero en hablar.

- Es un lindo día - Comenta casualmente - Creo que...

- Lo de anoche fue un error - Le interrumpe el menor, dejándole pasmado y sin palabras - Quiero decir que no debió suceder, digo, ni siquiera nos conocemos bien y simplemente fue el calor del momento, ¿no? - Se apresura a decir, demasiado nervioso como para callarse y tratar de leer el ambiente.

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⏰ Última actualización: 3 days ago ⏰

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