Sam's POV
Revisé mis horarios luego de dejar a Hailey en su clase. No tenemos muchas clases compartidas y eso me aterra.
Mi primera clase de hoy es Fisicoquímica.
¿Por qué no puede ser solo Química o sólo Física?
Estos profesores que ya no saben más que inventar para complicarnos la vida.
Por suerte no tengo matematicas, odio las matemáticas, veo la pizarra y parecen todos escritos egipcios. No entiendo mi problema con las matemáticas.
Me adentre al salón haciendo un movimiento raro, teniendo en cuenta de que se me estaban por caer todos mis libros. Tropecé con mis propios pies, y terminé en el suelo haciendo un estruendo de horrible, atrayendo la atención y las risitas de los que serían mis nuevos compañeros.
Me levanté recogiendo los libros y, con toda la dignidad que me quedaba, me senté en un asiento vacío del salón. La profesora no estaba dentro del salón todavía, así que aproveché a colocarme mis auriculares y escuchar un poco de música.
Acomode mi bonnie gris para que mis mechones salvajes no se escaparan, no alcancé a peinarme muy bien y pensé que mi gorro lo disimulaba.
La puerta se abre repentinamente y de allí entran dos chicas, dos castañas, plásticas con globos en lugar de pechos.
Si saben a lo que me refiero, ¿Cierto? Tenía en frente a unas típicas zorras, aún no sabía si era cierto, pero con solo mirarlas te dabas cuenta de que era así. Unas autenticas zorras plásticas fáciles de encontrar.
Una de ellas se acerca a mí y me examina de arriba a abajo con una mirada de asco en su rostro.
Me arrebató el gorro, dejando que mi cabello "Se libere"
Entrecerré mis ojos en su cara de sorpresa.
—¡Iught! ¡Rubia!—me dice la castaña con desagrado. Reí entre dientes.
—¡Iught! ¡Zorra!—dije imitando su voz chillona.
Esto no es nada cliché. La castaña llamada zorra y la rubia siendo más inteligente.
—Estás ocupando mi lugar, niñata.—dijo con la voz más irritante que escuché en mi vida. Estaba enojada.
—Te lo daré.—sonreí falsamente, ésta miró a su amiga y le lanzó una sonrisa victoriosa.—, cuando tus pechos sean reales y no de silicona.
La expresión de la castaña era diferente ahora, me lanzó una mirada de odio.
Ruidos de tacones se acercaban, la profesora entró repentinamente y todos se ubicaron en sus respectivos asientos. Las castañas caminaron hacia el fondo del salón y se sentaron, resignadas.
—Tú debes ser Samantha Miller ¿No?—me señaló la maestra.
—Puede decirme Sam.—sonreí como niña buena, tratando de ser amable.
—Esta bien, señorita Miller.—¿Qué parte de "Puede decirme Sam" no entendió?— Yo soy la Sra. Young.
Esperen ¿Young en inglés no es Joven? Esta señora no tiene nada joven.
La señora "Tengo apellido joven pero no lo soy" comenzó su clase, explicando cosas aburridas.
Cuando me cansé de tanto balbuceo, comencé a dibujar garabatos y corazones en mi carpeta.
Hablaba de los estados de la materia y ya los sabía, por esa razón me aburría. Eso lo aprendí en quinto grado, por favor.
—Señorita Miller, veo que está divagando, supongo que ya debe saber sobre los estados de la materia.—se cruzó de brazos.
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¿Mi gemela o yo?
RandomDos alocadas gemelas se mudan con su hermano mayor a Londres intentando recuperar la libertad que no tenían cuando vivían con sus padres. Ambas asisten a un instituto donde conocerán el amor de cada una. Pero lo que ellas no saben es que ambas están...