violeta; viernes

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 | (anti)tesis

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La puerta violeta con vivos dorados era una imagen más que conocida que Violeta no había querido volver a ver.

El diván color blanco pulcro en medio de una habitación caracterizada por sus colores tenues y claros -que un poco le recordaban a los pasillos vacíos de tantos hospitales que en su residencia había visitado- tampoco.

La mujer sentada frente a ella, de ojos grandes y cuyo rulos cortos caían agraciadamente a los costados de su cara, menos.

Y sin embargo aquí estaba.

Ana había sido su mentora durante sus años de estudio, quien le había inculcado mucho de lo que ella ahora aplicaba. 

Hasta que sucedió la tragedia y Ana se volvió la antítesis de su desarrollo profesional.

Hasta que sucedió La Tragedia y con Ana se fue todo a la mierda.

Su propio consultorio, rimbombante en colores fuertes y planos eran tan solo una diferencia.

-Violeta...cuántos años...¿te queres sentar?

-No- respondió rotundamente ella, quedandose parada al lado del diván.

-¿Querés un te...un café...estás segura que no queres sentarte?- insistió Ana, sentada tal reina en su sillón.

-No, Ana...

-Bueno, Violeta, decime, contame en que andas, qué es de tu vida...toma asiento...

-No vine acá a empezar terapia, Ana, solo vine para pedirte un consejo profesional.

-Ok, ok, te escucho- Ana tenía una mirada penetrante, aún cuando la miraba sentada con las manos suavemente reposadas sobre sus piernas.

Violeta evaluó empezar a hablar, aún esperando que Ana meta un bocado más. La terapeuta sólo le clavaba la mirada.

-Estoy tratando a un nuevo paciente...alguien importante, famoso. No pasamos las tres sesiones, pero ya tuvo un ataque de pánico.

-¿Te lo contó?

-Lo sufrió adelante mío. Lo vi procesarlo- Ana redondeó la boca en una sorprendida "O"- me dijo que ya había sentido los síntomas, y pienso...realmente pienso que necesita ir a un psiquiatra. No es grave, es un caso normal, pero teniendo en cuenta a lo que está expuesto...

-Ok...entiendo ¿con qué atasco te encontras para seguir atendiéndolo?

-Es que...el problema es que hace la terapia obligado... prácticamente, no quiero derivarlo a un psiquiatra y que no venga mas, o que termine denunciada. Está...muy lleno de odio, muy lleno de angustia...creo que necesita varias sesiones más.

Ana esperó a que Violeta agregué algo más, pero la joven quedó sin palabras, evaluando qué la preocupaba tanto.

-Yo creo Violeta que vos ya tenes la respuesta. Como profesional yo te diría que sigas tu ética, que muy bien sabes cuál es. Si la cosa está muy complicada, empezá a tejer la idea sesión a sesión, para que no suene tan brusca.

Violeta mantuvo la mirada clavada en el piso. Desde que entró no se había animado a mirarla a los ojos, y en ese momento no quería hacerlo. No cuando Ana la estaba fijamente mirando.

El breve silencio fue interrumpido por una pregunta.

-Dejame decirte, Violeta, que vos siempre fuiste una luz con ética, con hacer lo correcto...¿es esa la verdadera razón por la que volviste acá?

Violeta volvió la atención a la escena con sólo escucharlo.

-Sí, Ana- respondió contundente.

El silencio volvió a llenar la sala. Un silencio incómodo. Un silencio lleno de...recuerdos.

Violeta llevó su mirada a la pared detrás de Ana, blanca pero no tan limpia como el resto de la habitación. Tenía las aureolas marcadas de cuadros que alguna vez la habían decorado.

La muchacha sabía con total seguridad qué cuadros colgaban allí.

Qué fotos vestían esa pared antes de que Ana haya mudado su consultorio principal a su propia casa.

-¿Querés un té, Violeta? ¿Queres que pasemos a la sala y merendamos juntas?

La muchacha salió del trance que aquella habitación aún le causaba.

-No, para nada. Antonie me espera para comer. Gracias, Ana, por tu ayuda- respondió acercándose a la puerta de salida.

Ana no se movió de su silla.

-Ah...¿seguís con Antoine?- ahí estaba el tono de nuevo. El de falsa sorpresa. El de psicóloga inocente.

-Sí, sigo con él ¿por qué?- dijo, de espaldas a la terapeuta.

-No, por nada, por nada...lo recuerdo...- El de "te estoy psicoanalizando aunque expresamente me hayas dicho que no venías a ello".

-Ajá...y que? Dale Ana...

-No, nada, solo que me sorprende que todavía sigan juntos, nada más. Digamos que Antoine era un hombre...peculiar, que su relación no era de las más...sanas.

Violeta soltó una carcajada irónica.

-No me vengas a hablar de relaciones sanas Ana...estamos grandes, por favor.

-Por favor, Violeta, solo no me esperaba esa información. Pensé que el tiempo te había hecho ver las cosas desde otra perspectiva, que a veces tomar distancia es algo bueno...

-¿Ah sí? ¿Y por qué no le preguntas a mi mamá cómo terminó eso?- la muchacha giró para encontrar la relación de una Ana descolocada, acomodándose el cabello con su tic a cuatro manos.

-Violeta, por favor...no es para que te lo tomes a mal...

-Te lo voy a dejar bien en claro, Ana, porque parece que la vejez te afectó la memoria. Vos sabes muy bien por qué dejé de venir acá. Solo volví por un consejo profesional, que te juro que es el único rasgo bueno que me quedó de vos.

-Viol-

-Pero veo que vos seguís haciendo lo mismo de siempre, enredando las palabras para decir lo que más te conviene.

Violeta no dejó que Ana contestara ni que le dirija una palabra más.

Se fue sin más, sabiendo que, aún enviando a un psiquiatra a Max, su peor error ese mes sería hacer renacer una relación que tanto mal le supo hacer. 

-

Guess who's back! 

Perdón que no actualizo nunca, literal apenas tengo tiempo de vivir.

Esta segunda parte del año se vino con muchos cambios y todavía me estoy acomodando. 

Les dejo este cap introductorio de Violeta. Perdón si no es lo que esperaban, juro que en algun momento todo se cruzará con Max (?)

Siempre las leo, espero que lo disfruten!

Un beso enorme ♥

blue || max verstappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora