Saquénme de aquí [Sigma]

404 49 7
                                    

¿Qué tan mal me ha tenido que ir en la vida para terminar aquí? Surgí directamente de "El libro", que me dejó en mitad de la nada donde me capturaron unos traficantes de personas después de andar durante días por el desierto. Debido a mi habilidad para intercambiar información, fui pasando de una organización criminal a otra. Cuando creí que había conseguido un hogar y una vida normal en el Casino Aéreo llegaron los Hunting Dogs y me lo arrebataron. Y ahora estoy ayudando a un payaso diabólico a sacar a unos presos peligrosos de una cárcel de máxima seguridad. ¡Y solo hace tres años desde que nací! Ayuda.

- ¿Entonces solo tengo que inyectarme esto y moriré en treinta minutos? - Dazai parecía extrañamente emocionado.
- ¡Así es! - confirmó Gogol.
- Qué obra de arte- se admiró Dostoyevski.

¿Acaso yo era el único consciente de que se estaban inyectando un veneno letal?

- ¡A partir de ahora comienza la competición! - anunció Gogol -. Solo existe un antídoto y lo tengo yo aquí. Se lo daré al primero en salir (si es que alguno lo consigue). Lo siento, Dazai-kun. Solo quería matar a Dos-kun pero esta es la única manera de que se inyecte el líquido.
- ¿Por qué te disculpas? ¡Esto es como un regalo! - creo que Dazai y yo tenemos una idea ligeramente distinta de lo que es un regalo.

Gogol procedió a describirles la prisión: un laberinto lleno de medidas de seguridad extremas y trampas letales, como habitaciones que se inundaban de agua ionizada al introducir una clave de acceso incorrecta. Era imposible que lograran escapar de allí.

- Por supuesto, - añadió el payaso al terminar la explicación - los dos moriréis por el veneno pasados treinta minutos. ¿Queréis llorar?

Dazai y Dostoyevski no lloraron. Empezaron a mirarse mientras se sonrojaban y soltaban risitas. De no conocerles pensaría que estaban enamorados. Como les conocía sabía que se estaban imaginando al otro muriendo de formas dolorosas.

- ¡Ayudante, trae eso! - me ordenó Gogol.
- ¡No soy tu ayudante! - repliqué mientras le traía el carrito que había preparado antes.
- ¡Tengo un regalo para los concursantes! ¡Podéis elegir entre una tarjeta del nivel más alto que sirve para abrir puertas, un comunicador para espiar las conversaciones entre guardias, un teléfono para pedir ayuda cuando estéis en la última planta, en la que ya hay señal, y unas monedas explosivas! ¿Quién elegirá primero? - preguntó -. ¡Por supuesto Dos-kun porque es mi querido amigo!

¿No le querías matar? Aclárate de una vez.

Dostoyevski eligió la tarjeta, la opción más racional. ¿Qué escogerá Dazai?

- ¡Pikachu, digo Sigma, te elijo a tí! - dijo apuntándome con el dedo.

Todos los que estábamos presentes, yo el primero, nos quedamos con la boca abierta. ¿En qué está pensando ese hombre?

Gogol se echó a reír.

- ¡JA, JA, JA, JA, JA! ¡Está bien, eres el mejor!

¡Oye, que yo no estoy disponible!

- Oye. ¿Por qué me elegiste? - Le pregunté a Dazai mientras caminaba silbando e ignorándome épicamente -. ¡QUE POR QUÉ ME ELEGISTE! ¿QUÉ ESTÁS TRAMANDO?
- ¿Sabes en lo que estoy pensando? - contestó mirándome -. ¡ESTE SITIO ES GIGANTE! ¡COMPARADO CON LA CELDA DIMINUTA ES COMO UN SALÓN DE BAILE! ¡Ven, vamos a bailar!

Y me agarró y empezamos a dar vueltas.

- ¡La libertad es maravillosa! ¡Vamos a ver la prisión! ¡También se puede hacer turismo en el infierno! ¡Un momento! ¡Vamos a la sala de empleados! ¡A lo mejor puedo robar algo dulce!
- ¡Te voy a pegar con una bandeja! - amenacé -. No hay forma de que puedas ganar contra Dostoyevski. Me voy por mi cuenta. ¡Ganaré contra él, conseguiré un hogar y nadie volverá a manipularme nunca más!
- Eres interesante. - me dijo Dazai -. Está bien, te prometo que te sacaré vivo de aquí.

Justo en ese momento oímos un ruido fuerte, como si hubieran estampado a alguien contra la pared.

- Si el caos de antes no fue cosa vuestra, entonces solo hay otra opción... - murmuró Dazai para él mismo -. Hay otro intruso.
- ¿Cómo lo sabes?
- Me lo dijo un ángel. - respondió señalando su oído.
- ¿Quién podrá ser? - ¿cómo podía comunicarse? No tiene ningún dispositivo...
- Dostoyevski se ha jugado su última carta.

Jail Time [Bungō Stray Dogs]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora