Primera hora. Algebra

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Cuando me aburro, lo cual sucede con facilidad, comienzo a imaginarme a mí, asesinando de la forma mas violenta y sádica posible a la gente que odio, que es mucha.


Y ahí estaba yo, en clase de álgebra con mi compañera de asiento, la única, la hermosa y la mas perra de todo el instituto, Britt Jhonson, así es, el sr. Jacobsen, el maestro de álgebra, me había puesto junto a Britt aunque sabia de sobra que no nos soportábamos, pero eso no lo detuvo para hacerme la vida imposible; Jacobsen era muy viejo, tenia como 73 años y hablaba en un tono tan plano y monótono durante toda la clase, que después de escucharlo por 10 minutos ya te estabas quedando dormido, pero como yo no podía dormir por lo de Emily, me colocaba mis auriculares, y me ponía a imaginarme asesinando a Jacobsen y a Britt; los pintaba mas o menos así:


Tenia a Britt suspendida de las muñecas con una soga muy áspera que hacia que las tuviera llenas de heridas y sangrantes, mientras, frente a ella, estaba Jacobsen en la misma posición que ella estaba,con la diferencia de que Jacobsen estaba desmayado, lívido, sudoroso y con miles de heridas abiertas y sangrantes por todo el cuerpo, y ahí estaba yo, al lado de Jacobsen vertiendo su sangre en un vaso de vidrio para después hacerle beber a Britt mientras le hacia múltiples cortes por los brazos y piernas, para que la maldita se diera cuenta de que la persona con la que se metió durante años sabia defenderse, y que no era bonito cuando lo hacia.


El sonido de la aburrida y plana voz de Jacobsen pronunciando mi nombre capto mi atención sacándome de mi imaginación.


Vi en la pizarra un problema que se supone tenia que resolver en frente de toda la clase, pero como no preste atención a la explicación no pude resolverlo, por lo cual Britt soltó una risotada a lo que yo respondí:


-Oh cállate perra ruidosa o tendremos que ponerte un bozal.


Jacobsen, al escuchar eso me envió con el director, el sr. Arthur McCallister.


Tomé mi mochila y salí del salón, pero no me dirigí a la dirección, me dirigí a los aseos del ultimo piso de los que nadie consocia excepto yo.

Me senté contra el muro del lavamanos, y llore, pero no lo hice por Britt o por Jacobsen, o por no haber resuelto el problema en el pizarron, llore por Emily, la extrañaba demasiado, ella era la única que podía hacerme sentir mejor, solo era cosa de salir el instituto, ir a su colegio a recogerla antes y la invitaría a tomar una malteada como hacia siempre, pero Emily ya no esta, y me odio por no haber podido evitar que sucediera, ella no merecía eso, vivir enferma, haberse suicidado, ella tenia tan solo 10 años, pero era mas madura que algunas personas de 40, yo podía hablar con ella, sobre cualquier cosa, y ella escucharía, y aun si no habláramos, ella observaba y se daba cuenta de las cosas, era la única que en verdad sabia leer a las personas por su expresión y actitud. Me odio por no hacer que su vida fuera mas larga y feliz.


Y ahí me quede el resto de las clases, ahogándome en mi tristeza, hasta poder irme a casa a llorar en mi habitación y cortarme en mi baño. Lejos de todo y de todos, sumida en mi depresión.

Mi infierno personalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora