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Lilly

Los árboles se cubrían con un manto cromático sorprendente de hojas ocres, naranjas y rojas que marcan el inicio de una nueva estación, mi estación favorita, se suponía que este mes estaría en Australia junto con mi familia paterna, pero por problemas que desconocía no pude ir, algo que no me agrado, pero tuve que aceptarlo, mientras tanto tuve que quedarme con mi familia materna, algo que ya estaba acostumbrada, vivo aquí desde que nací, en Perú.

En casos los padres que no quieren tener a sus hijos en sus vidas, deciden abandonarlos o dejarlos con sus padres, buscando una manera de librarse de ellos, mi caso fue algo similar, nací con la mala suerte de ser casi igual a mi madre, aquella mujer tenía el cabello rubio claro, su cabello era ondulado y con un brillo natural, lo cual le hacía parecer como un ángel, algo que heredé yo, lamentablemente según cuentan, mi padre odiaba tanto a mi madre, que al ver que me parecía en ese detalle, decidió dejarme con mis abuelos maternos.

Alejo cualquier rastro de la mujer que año alguna vez, bueno, nadie sabe si amo de verdad a mi madre, o solo fue un matrimonio por dinero, solo se que por culpa de aquel gen, tengo que vivir con el rechazo de mi progenitor, lo cual ya me acostumbre, pero no negaré que quisiera un padre atento, que no me niegue por puro capricho.

Felizmente mi hermano tuvo la suerte de parecerse a nuestro padre, o bueno, en algo, Hector tenia el cabello negro como la noche, y era algo ondulado, lo cual le hacía ver lindo cuando era de niño, pero sus ojos eran de color azul, como los de mi madre, eso fue un detalle el cual también fastidio a mi padre, pero igual acepto a mi hermano, en ese tiempo mi abuela me intentaba explicar el porque mi hermano si se iba con mi padre y yo no, aun recuerdo sus palabras, "Héctor tiene que ir porque son cosas de hombres"

- Meissa, hija llegaste - Hablo mi abuela con bastante alegría mientras me abrazaba, pero sabía que esa bienvenida tan cálida no era para mi, sino era para Meissa, mi madre, mi abuela sufría de amnesia y en casos me confundía con mi madre por mi cabello, decidí corresponder el abrazo de mi abuela para luego separarme de ella - Prepare tu comida favorita, vamos Meissa

- Si madre - Sonreí levemente para luego tomar su mano y dejar que me guie hacia el comedor, mientras tanto esperaba con ansias que algún día mi abuela me reconociera como Lilly, no como Meissa, jamás podría ser como ella -

- Abuela deja de llamarle Meissa a Lilly, no se parecen en nada, solo en ese horrible cabello dorado - Hablo molesto Héctor, el cual dejó caer su sacón al suelo, su cabello estaba totalmente alborotado, mientras que en su rostro tenía algunas heridas, mi abuela al escuchar lo que dijo soltó mi agarre y solo musito un: "Era demasiado para ser real" -

- Cállate Héctor, y porque vienes tan lastimado - Exclame enojada por lo que habia dicho, para luego recoger el saco que dejó caer y golpearlo con eso, de su parte recibí solo un insulto - Mantén tu boca callada aunque sea en estas ocasiones

- No le digas eso a Héctor, tiene razón, ustedes no son iguales y Meissa no volverá - Musito mi abuela para luego retirarse, al notar el tono de su voz supuse que estaba algo triste, ella extrañaba bastante a mi madre, pero no entendía el porque no había ninguna foto de ella, si es que la quiere tanto, ¿Por que no tiene fotos de su hija?

- No engañes a la abuela, ella en verdad extraña a esa bruja, no entiendo como - Héctor hablaba como si conociera muy bien la historia de nuestra madre, algo que me hizo dudar, recuerdo que el me había dicho que no recordaba nada sobre el paradero de Meissa, o como fueron las cosas, pero no podía creerle por la forma que hablaba de Meissa, él tenía cinco años cuando sucedió todo, por lo cual el sabia cosas, pero jamás me diría -

- Tu sabes como era Meissa, ¿Por que no me cuentas? Tengo derecho a saber la verdad - Reclame totalmente molesta, pero solo recibí una mirada fugaz de Héctor, la cual mostraba algo de indiferencia y molestia, para luego marcharse dejándome sola en aquel patio -

Me puse como pude el sacón de Héctor, para luego salir de casa, necesitaba despejar mi mente, y necesitaba respuestas, pero la única forma de obtenerlas era por Héctor, el cual no diría nada, menos mis abuelos, ya que ni bien digo el nombre Meissa, el abuelo se pone como loco y se pone a gritar que en su casa jamás se dirá de nuevo ese nombre, y con mi padre jamás pude hablar desde los cinco años.

- ¿Esa no es la hermana de Héctor? Esta buena - Murmuró un muchacho, este se encontraba sentado en la grada de una subida por donde yo iba a pasar, sabía de qué hablaban, Héctor era conocido por tener una pandilla, la cual según dicen protegía el barrio, pero por culpa de esto yo estuve involucrada, ya que al ser hermana de Héctor, sería un blanco para las demás pandillas -

- Que me miras, acaso nunca vistes una mujer - Musite molesta por su mirada, la cual parecía desnudarme, algo que me incomodo bastante, él al oírme eso solo mostro una mueca de molestia para luego levantarse de donde estaba sentado y acercarse hacia mi, por lo cual decidí retroceder -

- Sería una pena que la hermanita de Héctor saliera lastimada - Comentó mientras se acercaba mas hacia mi, para posteriormente agarrar un mechón de mi cabello, para luego jugar con este, su otra mano se dirigió hacia mi rostro, donde puso su mano en mi mejilla y acariciarla levemente, intente quitármelo de encima, pero solo recibí un jalón de cabello de su parte - No te intentes quitar, con razón Héctor te cuida como una joya, tu piel es muy suave, quisi- No pudo terminar de hablar por el ruido de una lata, la cual caía de aquella subida, dirigí mi mirada y vi a un chico de cabello castaño y ojos negros, su cabello era liso y sus ojos tenían un brillo llamativo, mientras que su porte era como el de Héctor -

- Déjala Jai - Musito aquel chico con algo de molestia, lo cual Jai obedeció sin rechistar, quitando sus manos de mi, lo cual me hizo sentir algo calmada, pero aquella calma se quitó al recordar que tenía a alguien como Héctor delante mío, el cual dirigió su mirada hacia mi - Así que eres la hermana de Héctor, no puedo creer que una bestia como él puede tener una hermana tan linda

- Deja de hablar así de mi hermana, Samuel - Luego de escuchar eso sentí como me jalaban del brazo, aquel movimiento brusco hizo que soltara un quejido por la brusquedad de Héctor, alejándome de Samuel, el cual solo rio por el acto de Héctor - Y tu, que te dije de andar por estas calles - Me regaño por venir a las calles por las cuales él transitaba y sabía muy bien cómo era la gente de esos lugares -

- No le grites a ese ángel, seguro la tenias en una jaula, y por eso quería libertad - Al decir eso, Héctor retiró su agarre y le dio un puñete como pudo a Samuel, el cual al recibirlo solo soltó una leve carcajada, tremendo masoquista que era aquel hombre -

- Desde ahora ella es mi protegida y si me entero que le hicieron algo sufrirán el triple que ella sufrió - Al terminar su amenaza se dirigió hacia la casa, decidí irme con él, ya que era la única manera de estar segura, el soltó un leve suspiro en el camino - Eres como un grano Lilly

- Todos me dicen ángel y tu me dices grano, algo más bonito, ¿No?- Musite molesta por su apodo, pero aquella molestia era falsa, me gustaba que mi hermano me pusiera apodos, aunque sean raros, pero me hacían sentir que me quería -

- Te queda bien grano, además, no eres un ángel, no entiendo el porque todos dicen eso, solo tu cabello es rubio, pareces una escoba - Comentó mientras veía mi cabello, al decir eso me molesto un poco, pero tenía razón, no por mi cabello tenían que decirme ángel, si era por el color de cabello seguro Héctor sería un carbón o un ángel de la muerte-

- ¿Pero mamá si? - Murmure levemente por lo de ángel, ya que todos decían que mi madre era como un ángel, un ángel caído del cielo, alguien con una belleza única, que ninguna mujer tenía en esos tiempos, envidiada por todas, ella si era un ángel para la vista de los demás -

Note cómo Héctor se tenso al oír mi pregunta, pero luego continuó caminando normal, mire extrañada por aquella acción, pero decidí no preguntar más, sabía que Héctor no soltaría nada, nunca lo hizo en tantos años que convivimos y creo que menos lo hará hoy.

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⏰ Last updated: Sep 26, 2022 ⏰

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Como cuerdas de un violínWhere stories live. Discover now