Capítulo 1: Intenta escapar

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En una oscura y horrífica habitación se encontraba despertando Hank, un joven adolescente, el cual cursaba la secundaria, tanto así, que estaba portando el uniforme de su secundaria "Hight School Detroit".

—¿Dónde demonios estoy? —dijo Hank.

El chico se encontraba muy confundido, no sabía en qué lugar se encontraba, pero por la apariencia del lugar era una habitación de un hospital en ruinas y abandonado, el chico quiso asomarse por la ventana de la habitación, pero estaba completamente sellada con tablas y clavos por todos lados.

—¿Qué lugar es este? —se preguntó Hank —Si no mal recuerdo estaba sentado en mi salón mirando por la ventana cuando...

En ese momento. La puerta de la habitación en la que se encontraba se abrió, Hank se asustó, pero se llenó de valor y salió de aquella terrorífica habitación, al salir de aquella habitación, había un oscuro y horrible pasillo de unos 50 metros de largo, Hank decidió pasar por allí, mientras caminaba por el pasillo, se empezaron a escuchar unos gritos de desesperación de una chica no muy lejos de donde se encontraba Hank, Hank no lo pensó dos veces y decidió seguir los gritos de la chica, sin embargo, lo peor estaba por acontecer, al llegar al lugar de donde provenían los gritos, se encontró con un escenario aterrador.

Hank vio como una mujer que se encontraba acostada en una camilla, mientras estaba siendo cortada a la mitad con una sierra por un hombre con una apariencia muy extraña que media aproximadamente unos 2 metros de altura, la mujer vio también a Hank y le dijo:

—Ayúdame por favor, no quiero morir.

Hank estaba en shock, sus piernas reaccionaban, no podía creer lo que estaba viendo, el hombre de la sierra no paraba de reírse de una forma escalofriante y sin ningún tipo de piedad seguía cortando a la mujer, la cual nuevamente gritó:

—¡Mocoso ayúdame¡ Ya no te lo estoy pidiendo, te estoy exigiendo.

En ese momento, el hombre que solo se reía, abrió la boca y dijo:

—Bueno ya me divertí bastante, muérete de una vez.

El hombre sacó un hacha y cortó la cabeza de la mujer, la cual rodó hasta llegar a los pies de Hank, el hombre le sonrió y dijo:

—Niño, tú eres el siguiente.

Hank por fin reaccionó a lo que estaba aconteciendo ante sus ojos y comenzó a correr, la desesperación de Hank era enorme, no paraba de correr mientras decía:

—No quiero morir, no quiero morir, no quiero morir...

El hombre no paraba de perseguir a Hank con aquella hacha que había usado para matar a la mujer, mientras no paraba de reír de una forma aterradora y psicópata.

Hank corrió hasta que encontró una parte en la que el suelo estaba demasiado deteriorado, asustado y sin ninguna otra salida, pasó por aquel suelo con el mayor cuidado posible, logrando pasar aquel trayecto, pero desafortunadamente se cayó por una trampa que había en el camino, aquel hombre lo alcanzó y le gritó:

—Ahora si niño, te ha llegado la hora, vas a morir como una insignificante cucaracha.

Hank cerró sus ojos y pronunció lo que se supone serían sus últimas palabras:

—Mamá, lo siento...

En ese momento. El suelo en donde estaba aquel hombre se rompió y el mismo cayó, mientras caía gritó:

—Esta no será la última vez que nos veamos ¡Mocoso!

Hank se asomó por el hoyo, pero no vio más que oscuridad, Hank con el corazón acelerado comenzó a zafarse de la trampa en la que había caído, quedando con el tobillo adolorido, tras esto decidió seguir su camino para tratar de buscar una salida.

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