Lee Yeong, mantuvo planeada y en orden toda su vida desdé pequeña.
Claro, eso hasta que apareció él.
- No podemos elegir a quién amar -
𝙝𝙞𝙨𝙩𝙤𝙧𝙞𝙖 𝙚𝙨𝙘𝙧𝙞𝙩𝙖 𝙥𝙤𝙧 𝙢𝙞.
𝙛𝙖𝙣𝙛𝙞𝙘 𝙝𝙬𝙖𝙣𝙜 𝙝𝙮𝙪𝙣𝙟𝙞𝙣
esperó la disfruten ♡
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
▏ 𝙙𝙤𝙨 ▏
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— ¿Y tú qué tipo de ángel eres? — confesó la chica tratando de enderezarse torpemente, cosa que no pudo ser posible ante su estado de ebriedad.
— ¿Estás bien? ¿No te lastimaste?— preguntó el pelinegro ejerciendo fuerza sobre ella para así evitar una caída. La chica acomodó su cabello para mirarlo. Sonrió al notar que era el mismo chico con el que se había cruzado por accidente hace unas horas.
— Debería caerme más seguido si tú vendrás a recogerme — tomó suavemente la mejilla del chico.
Yeong jamás se había embriagado, era la primera vez qué se encontraba en este estado y al parecer la hacía sumamente imprudente. La Yeong sobria jamás le habría hablado así a un chico y menos un desconocido.
— ¿No vienes con nadie? — embozó preocupado tratando de alejarse de la multitud.
— Yo, yo yo venía con mi amiga, ¿sabes?, pero — se detuvo a mirar por todo el lugar —no tengo idea de donde se encuentra — respondió balbuceando.
— ¿Sabes tu dirección? — preguntó el peli negro en un tono de preocupación.
— No sé, no sé, yo solía vivir con un idiota que me engaño — Yeong sollozó cómo niña pequeña — mejor llévame contigo — la chica se refugió en el cuello del desconocido.
El chico quien se encontraba mantenía el cuerpo de Yeong junto al suyo sé dispuso a levantarla por completo, con sumo cuidado se dirigió a la salida y pensó en qué realizar en ese momento.
Él no quería que la situación se malinterpretará, pero sentía que el dejar a la chica sola en ese estado y lugar sería sumamente peligroso para ella. Suspiro y bajo su mirada, la chica descansaba en su pecho tranquilamente, miró sus rasgos los cuales le parecían sumamente delicados.
— ¿Qué clase de amigos se atreven a dejarte sola? — le dijo mientras caminaba hacía su automóvil. Con dificultad abrió la puerta de copiloto y depositó a Yeong en el asiento, se dirigió a su cajuela y tomó una pequeña manta que siempre solía llevar con él, se acercó colocándola encima de la chica. Se dio la vuelta y tomó el asiento de conductor, encendió el motor y se dispuso a manejar hacia su apartamento.
