LIE ¦ Yoonjin

VIII

«-(Libérame de este infierno)-»

El punto de encuentro se trataba de una linda y acogedora cafetería, no estaba muy lleno pero aún así al ver a Jin entrar Yoongi se levantó para hacer notar.

Fue cuestión de tiempo para que sus miradas conectarán.

Una característica sonrisa decoró el rostro de Yoongi, estaba a punto de saludar al recién llegado pero este lo interrumpió con un sorpresivo abrazo que sin dudar correspondió.

Como si estuvieran conectados sus corazones aceleraron su latir de forma simultánea.

Jin escondió su rostro entre la unión del cuello del más bajo, un fresco aroma a perfume activo su olfato y fue como si estuviera en casa.

aún después de tanto tiempo Yoongi era su cálido hogar.

―Tiempo sin verte ―murmuró Yoongi cerca de la oreja del chico.

―Años para ser exacto ―querian estar unidos por más tiempo pero sería muy extraño por lo que se separaron y tomaron asiento uno frente al otro.

Se observaron entre ellos por varios minutos, ambos habían cambiado bastante físicamente, desde la altura hasta algunos rasgos.

―Ya no tienes tus mejillas tan tiernas ―como si las palabras de Yoongi fueran magia las mejillas del mencionado se colorearon de rojo.

―Y tu...estas muy...guapo. Aunque siempre lo has sido ―Yoongi podía notar que aunque habían crecido Jin conservaba la timidez de siempre.

―Muchas gracias. Me costó mucho encontrar tu número telefónico ―un destello de tristeza apareció en su todo ―. Tanto tiempo tratando de que nos volviéramos a ver ¿Como has estado?

Jin rebobino mentalmente todo lo que pasó luego de perder contacto con Yoongi y en lo que se había convertido su vida, el único sentimiento que apareció fue la decepción, su vida se había vuelto patética por su propio cobardía y miedo a decir que no.

―Yo...me gradué, fui a la universidad, me casé...

― ¿Casarte? ―el corazón de Yoongi se encogió.

―Si, bueno eso dicen mis papeles. Legalmente hablando lo estoy ―no se sentía bien hablando de algo que sentía que era más una pesadilla que otra cosa pero Yoongi podía ser una oportunidad.

―Espera, no comprendo, creo que lo mejor es que ordenemos algo para tomar y me cuentes todo desde el inicio ―tomó la pequeña mano de Jin por encima de la mesa en muestra de apoyo.

Y así hicieron, Jin resaltó todo lo sucedido y a medida que avanza el deseo de ser el dueño de su propia vida aumentaba.

―Debo escapar.