𝐖𝐞𝐚𝐬𝐥𝐞𝐲 𝐢𝐧 𝐒𝐥𝐲𝐭𝐡𝐞𝐫𝐢𝐧 || Son de dos mundos diferentes pero unidos por el destino y al mismo tiempo los separa.
Michelle Weasley tras empezar el tercer año de aprendizaje y con un trabajo de clase en parejas la vida le puede dar una...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
LA FAMILIA WEASLEY SE ENCONTRABA casi corriendo en la estación muggle King's Cross.
—Lleno de muggles, por supuesto —la señora Weasley, se detuvo y pregunto—. ¿Cuál es el número de la plataforma?
—¡9¾! —respondió una voz aguda, era una niñita que iba de la mano de su madre—. Mami, ¿no puedo ir... ?
—No tienes la edad suficiente, Ginny, ahora quédate tranquila. Muy bien, Percy, tu primero.
El mayor de los pelirrojos, se dirigió en medio de las plataformas 9 y 10. Y luego de que pasarán los turistas el muchacho ya no estaba.
Michelle era una montaña de nervios, las manos le sudaban, no sentía las piernas y un gran dolor en el estómago se le hizo presente.
No llego a notar que solo quedaban ella, Ron, Ginny y su madre.
—Michelle, tu turno —le dijo la madre.
La chica volteo a ver a su hermana y dijo —: ¿No quieres ir conmigo?
—¡Claro!
La menor se puso delante y se afirmó del fierro del carrito y las dos hermanas cruzaron, corriendo.
Michelle había visto a cada uno de sus hermanos mayores atravesar la barrera y ahora que era su turno, sentía que iba a chocar. Pero no fue así, el carrito siguió andando y tan pronto que sintió haber logrado cruzar abrió los ojos.
Había un tren escarlata; demasiados padres e hijos despidiéndose; un cartel con «plataforma 9 ¾»; gatos maullando y lechuzas ulular.
Minutos después, llegaron su madre y hermano, este tenía una mancha en la cara.
—Ron tienes sucia la cara —le dijo, Michelle cerca de su madre, para que aquélla le limpiará.
—Y si alguno de ustedes queda en Slytherin... —escucho la pequeña niña.
—Dame tu baúl, Michell —le ordenó, su hermano mayor. Michelle no le preguntó nada pero, Percy añadió—. Lo voy a dejar al lado del mío que tú no alcanzas.
—Bien —ella lo iba a contradecir y llevar su baúl. Pero no tenía ganas de llevar un baúl que pesaba unos diez kilos.
—¿Fred? ¿George? ¿Están por ahí?
—Ya vamos mamá —respondieron los mellizos.
—Ron tienes algo en la nariz —dijo la señora Weasley, sacando un pañuelo para limpiar la nariz de su hijo, mientras esté la intentó esquivar.
—¡Mamá... Ya déjame! —se liberó.
—¿Ah, el pequeño Ronnie tiene algo en su naricita? —se burló un mellizo.
—¿Ronnie necesita que mami le limpie la nariz? —siguió, Michelle.
—¡Callarse los dos! —dijo el pelirrojo que tenía la nariz sucia.
