- Ya tengo el objetivo fijado señor.
Eran las tres de la mañana, el auto estacionado frente a la entrada del hotel, el trabajo que me había tocado era sencillo, me entregarían un cargamento de armas en el puerto y luego debo de matar al sujeto, cosa simple para evitar el pago del botín.
Una joven elegante, con un vestido rojo al cuerpo sobre las rodillas, unos lentes y un sombrero para no ser reconocida se acercó a mi auto, golpeo la puerta con un ritmo característico, música clásica de Beethoven, ahí mismo le abrí la puerta.
- Buenas noches Brian, hace tiempo que no nos veíamos – dijo suavemente, para luego proseguir a ponerse el cinturón de seguridad.
- Si... Cinco largos años –abroché mi cinturón y comencé a conducir hacia el puerto- no entiendo para que el disfraz de dama del misterio si te conozco demasiado.
Esta es una de las personas que más gusto me dará matar, mi tía, una mujer con mucho dinero que cuando mis padres murieron no quiso ayudarme en nada.
Muchas veces le pedí ayuda, trabajo, o un lugar para no estar solo con Tamara y nunca me escucho, siempre cerrándome la puerta en la cara, siempre diciendo "anda a tu casa mocoso", siempre evitándome. Como se nota que la muerte de la hermana le dejo mayor vía libre para heredar la vida de trabajo de mi abuelo en dólares, dinero que luego multiplico con el tráfico de armas y drogas. Pero claro, todo tapado con más dinero, como todo en este país.
- Veo que has crecido mucho en este tiempo, ¿y tu hermana? –intentaba sonar simpática, pero yo reconozco muy bien ese tono de voz.
Hace ocho años, mi abuelo murió, y yo escuche la charla de mi madre con mi tía sobre la herencia, algo que quisiera olvidar, pero me es imposible teniéndola presente en el auto:
- Emily, esto no se discute más, a mí la plata me interesa poco, pero mi parte la quiero para mi hijo, y para el próximo también.
- A vos no te falta nada, y porque tener la plata juntando polvo en un banco de cuarta, cuando puedo tenerla yo, obviamente cuando necesites podrás pedirme sin tener que devolverla –hablaba con una dulce y falsa sonrisa en sus labios, la cual yo espiaba desde la puerta del cuarto de mama, el cual era el más cercano al living- Naty, tú tienes un esposo maravilloso para que te mantenga, yo no tengo a nadie, es solo una decisión más justa.
- Deja el chantaje para alguien que te crea, te conozco, y sé que todo tu dinero está manchado de sangre, yo tomare mi parte y se acabó – ahí misma mamá fue rápido al garaje, ya que papa la había llamado quien sabe para qué. Ahí mismo pude contemplar como mi tía le agregaba algo al café que tomaba mama.
Luego de ese día mama empezó a tener problemas con el embarazo, vomitaba más de lo que comía, e inclusive había llegado a vomitar sangre o los mismos fluidos ácidos que producía el estómago.
Solo puedo decir que un día después de que mi tía la visitara en el hospital mamá había empezado a mejorar, y mi tía había cobrado toda la herencia. Pero como era de esperarse papa, luego del nacimiento de Tamara decidió interferir con el tema de la herencia, cosa que él no quería, pero sabía que por parte de su mujer no se podía hacer nada. El no termino como mama, pero hasta el día que ambos murieron siempre hubo peleas, y por primera vez, había visto pelear a mis padres.
- ... Tamara está bien, con un poco de fiebre nada mas –conducía sin darle mucha atención, y tratando de no contarle tanto la verdad, ni a ella le interesaba, ni yo quería contarle.
Apenas estacione el auto todo salió a pedir de boca: estacioné el auto cerca del barco que traía el cargamento, mientras lo iban dejando en el baúl de mi auto camine a uno de los puentes del puerto con Emily, hablándole de tonteras, sobre el tiempo perdido, llenándole la cabeza para que se distraiga.
En cuanto se quedó mirando hacia el océano, aproveche para sacar el revolver de mi saco, colocar el silenciador y apuntar directo a su cabeza. Esconder el cuerpo y llevarle el cargamento a mi jefe fue cosa de niños. Por supuesto que antes aproveche para tomar sus llaves y desvalijarle el departamento.
El llegar a mi casa, con los bolsos llenos de dinero y cosas valiosas fue difícil, y no por los vecinos, sino por la invitada de honor, que en cuanto vio los bolsos ni pensó en recibirme con los brazos abiertos. Maddie se acercó con su cara seria de siempre, me saco los bolsos y los reviso, descubriendo el dinero y las joyas valiosas que tenía esta desgraciada.
- ¿Tu trabajo no iba a ser de mensajero? –me miro casi desilusionada, en cuanto pude sacarle los bolsos, guardarlos bien y explicarle todo, ahí entendió mejor la situación.

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Causas Del Hielo
JugendliteraturEse accidente marco mucho, tuve suerte que ella se salvo, ahora esta bajo mi cargo. Q.E.P.D.