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—Mmm, sigue así.— Mi respiración era más entrecortada al pasar los segundos.

El único sentido que me funciona en estos momentos es el tacto. Julian movía sus manos lentamente por los lugares que sabe que me gusta, un poco por el cuello, la nuca y algunas caricias en el muslo. Sus besos pasaban entre el primer lugar antes mencionado y sus manos ubicaban jugar con los últimos dos. Este chico para tomar su tiempo era increíble y me encantaba pero en este maldito instante no. Mi cuerpo se estaba quemando. Me conocía. No aguantaría mucho.

Tratar de tener una vida personal al unísono con la vida universitaria me era casi imposible. Toda mujer tiene sus necesidades ¿Cierto? Pues, mis necesidades fueron alejadas hace unos meses atrás por los exámenes finales. Aunque eso me importa muy poco si puedo obtener un gran orgasmo en este estúpido bosque.

—Julian, mi amor, ¿Sabes lo que es un rapidito, no? Necesito uno tan rápido y fuerte que me haga olvidar que estoy en un árbol con centenares de aves y bichos viéndonos.— Le hice saber frustrada por sus movimientos.

—Creo que lo mejor sería ir a tu casa. Es más cómodo.— Me miró directamente con sus ojos marrones.

Bufé. Era imposible. Rosé probablemente estaría allí esperándome con Lenna.

—No, quiero que me folles aquí. No aguanto más.— Era mentira. Si el idiota seguía haciendo preguntas y tocándome lentamente, seguramente optaría por masturbarme en el baño de mi casa apenas llegara.

—¿Quién soy para negarlo?— Sonrió. — Soy quién debe hacer a mi chica feliz. Nadie más.— Guiñó un ojo y asentí apurada. Lo jalé de la solapa de su chaqueta de cuero gris y reanudé el beso.

Rosé se reiría en tu cara para después pegarte si te escuchara diciendo que soy tu chica. Pensé.

—Eh ¿De qué te ríes? ¿Te hice cosquillas?— Nos separó al notar que me reí en la mitad del beso.

—Sí, es eso. Ahora sigue con tu trabajo.— Bufé por segunda vez. Tomé sus manos, poniendo la derecha en mi nuca y la izquierda en el centro de mi muslo. El hombre me miró más que antes y esta vez una expresión de confusión se hizo notar.

Julian es uno de los hombres con más influencia en la universidad. Como todos en el campus, comencé a oír sobre él apenas pisé el dormitorio que me fue asignado. Escuchaba risas en los pasillos y no entendía muy bien de que se trataba hasta que tres hombres entraron fácilmente a mi dormitorio y muchas chicas detrás de ellos sosteniendo cuadernos a su alrededor.

No me gustó en los tres años que llevaba en la universidad. La cosa es, que inesperadamente después de que descubrí la infidelidad de Rosé, mi corazón se rompió pero mi confianza subió. Las largas y grandes sudaderas con cualquier estampado fueron reemplazadas por vestidos florales ajustados en la parte de arriba pero un poco sueltos de la cintura para abajo, noté que la gran cicatriza que me había quedado por Lenna hace años la vi más pequeña, como un simple rasguño.

El dolor que me dejó Rosé había sido reemplazado por confianza, sensualidad y juegos. Esos factores fueron notables cuando me presentaba en clase. Tanto hombres como mujeres buscaban alguna oportunidad conmigo y me gustaba, sí, el problema radicaba en que ninguno era ella. Pudo haberme engañado pero al final del día seguía siendo una madre dedicada a Lenna todo el tiempo que estaba y no estaba en casa, seguía siendo la mujer de la que me enamoré.

Desde algún lado, Julian notó mi sensualidad y ¿Por qué no? Una mujer necesitaba tener relaciones sexuales y era un dos por uno. Si me quedaba con él un tiempo después de terminar la carrera, conseguiría trabajo como asesora de uno de sus tíos en una empresa internacional. Tendría placer, diversión, risas y también una buena entrada de dinero para mudarme con Lenna y mi madre a un lugar mejor.

feroz [chaennie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora