Debería lastimarte...
Torturarte hasta matarte...
También debería odiarte... La sangre que corre por mis venas me obliga a ser el monstruo que todos conocen y muchos temen.
Pero contigo todo es diferente, contigo es seguro desvelar mi verdadero yo...
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Pete se encuentra frustrado. Demasiado frustrado.
Han pasado casi cuatro meses completos desde que ellos habían dejado el hospital. Vegas se ha recuperado casi por completo de sus heridas, solo tiene que seguir con las terapias físicas en el hombro para terminar su recuperación completamente. Pete y Macau continúan apoyándolo en todo.
Con el pasar de los meses, Vegas se había hecho con más responsabilidades correspondientes al cargo como la nueva cabeza de la segunda familia, cargo al que Vegas todavía no se acostumbra del todo.
Una de sus tantas nuevas responsabilidades ha sido reevaluar el valor que tenían algunas propiedades para la familia, decidiendo conservar algunas y vender otras. Es así como Pete se había enterado que Vegas pretendía vender una de las casas de seguridad, y no cualquiera de las casas de seguridad sino en la que Pete había estado cautivo, según Vegas para conseguir una mucho mejor, más grande y más cómoda, pero Pete sabía que había mucho más detrás de eso.
Pete usualmente no interfiere demasiado en las decisiones que Vegas toma respecto a los negocios y en cómo este debe manejarlos, simplemente da su opinión y consejo, confiando en que Vegas decidiría lo que es mejor para la familia y el negocio, pero Vegas de igual forma siempre termina tomando en gran consideración la opinión de Pete, y esta ocasión no había sido la excepción.
En cuanto Pete se había enterado de los planes de Vegas para con la casa de seguridad, Pete había propuesto que ellos fueran un fin de semana al lugar para asegurarse de que de verdad querían venderlo, Vegas había aceptado la propuesta de Pete, y esta es la razón por la que se encuentran en este preciso momento cargando su equipaje del bote que los había llevado hasta la casa, al interior de la misma.
Pete se había salido con la suya respecto a su idea de regresar a la casa de seguridad, por lo que esto no es lo que lo tenía frustrado. La causa de su frustración es una mucho más vergonzosa que él no se atrevería a admitir en voz alta ni aunque Tankhun lo forzara con alguno de sus trucos.
Desde que Vegas había salido del hospital, Pete había respetado y seguido las órdenes de los médicos al pie de la letra. Nada de esfuerzos físicos que pudieran provocar que las heridas de Vegas se abrieran, Pete había sido quien más insistía en esto, pues Vegas suele ser bastante descuidado cuando se trata de su propio bienestar. Las primeras semanas habían llegado a ser una completa tortura, pues Vegas quería estar encima de él todo el tiempo y Pete debía recordarle de sus heridas constantemente. No es que Pete lo hubiera pasado mejor que Vegas, pues él también quería tener a su novio encima de él todo el tiempo, pero no podían, no debían y mientras más pronto lo aceptaron, fue mejor para ambos.
Con el pasar de las semanas ellos fueron aceptando el hecho de que debían esperar a que Vegas sanara por completo y mientras tanto ser cuidadosos en extremo. Después del primer mes lo habían logrado estableciendo una especie de rutina que resultó cómoda para ambos. Rutina que básicamente consistía en Pete estando encima de Vegas todo el tiempo, lo que acababa con ambos exhaustos, pero sonriendo mutuamente mientras se perdían en la mirada y la boca del otro.
