Sensual y egoísta, adinerado por las riquezas más avarísticas en la época de los pobres. Arrastrado en el círculo sensual de los que se atreven.
Lujuria y desesperación, sus ojos buscan aprobación, sus mentiras reconocimientos mientras el dormitorio es pequeño para ambos. Miradas correctas en los ojos de alguien más, y esas expresiones que reflejan ganas y placer en el rostro de una mujer.
Deseos insignificantes en los pensamientos de un hombre que sólo busca atracción y gustos inarcansables, y la mano que sujeta su piel al saber que sólo es placer.
Adictos a quiénes nos hacen venir, pero no pueden regalarte el cielo. Y la dulce mentira que convense los oídos de los débiles, y una chinga palabra que te jode por completo.