Era un día de escuela tan típico como cualquiera, pero no para mí, estaba decidido, pero nervioso, no sabía ni cómo empezar, qué hacer, de repente las palabras desaparecían de mi vocabulario.
Afortunado era que no estaba tan lejos su salón del mío porque no sé cómo llegaría con lo mucho que me temblaban las piernas.
Lo ví ahí, parado afuera de su clase y me pareció una señal de alguna deidad dándome permiso para hacerlo, estaba solo, sin pensarlo dos veces me acerqué, un paso a la vez, mi mente y cuerpo estaban llenos con el solo pensamiento de moverme, aunque sentía que mis fuerzas se iban, tuve que usar cada músculo en mi cuerpo hasta que llegué, estaba recolectando mis pensamientos y tratando de calmarme, hasta que dejé salir un suspiro, con el que él volteó a verme, y aunque admito que me puse algo rojo, pude valientemente pronunciar:
-E-eh eres Lazy, ¿c-cierto?.
-Seh, ¿qué quieres? -Dijo cortantemente.
-Pues emm... lo que pasa es que... siento mucho lo de deporte por haberte golpeado, fue accidental, no quería...
-¿Golpearme? Qué va, peores cosas me han hecho, eso no fue más que un rasguño para mí. ¿Podrías llegar al punto? Tengo mejores cosas que hacer con mi tiempo.
-Bueno... lo que pasa es que... quería compensarte con algo... entonces, ¿quieres que...? ¿te compre algo en la cafetería? - Él me miró de arriba a abajo, cada segundo sin responder sentía mi respiración cada vez más agitada, después de un momento observó su alrededor, y seguido de esto dijo:
-Ja, pues supongo que no puedes decirle no a algo gratis. Tendrá que ser después del receso