A Jungwon le desesperaba que después de ese beso, una semana atrás, solo se habían dado otros escasos tres besos. Sabía que su hyung era vergonzoso y que él no era exactamente una persona muy atrevida, pero el realmente esperaba que la situación cambiará a una más... Amorosa. Así que ahí estaba, un poco malhumorado, con Riki en su regazo, quién comía una galleta, esperando a su ahora novio, con el ceño fruncido y viendo fijamente la puerta, esperando desde que se fué -al trabajo-, se levantó del sofá con el niño en brazos y se dirigió a la habitación de este, dónde dejó que el pelinegro terminara su galleta para proceder a ponerle su pequeño pijama. Acostándolo en la cama, acarició su cabello antes de besar su frente y arroparlo.
─Buenas noches, mi vida, duerme bien. ─le miró, quitando los ojos serios que tenía desde que había escuchado la puerta y le volvió a besar, esta vez en ambas mejillitas.
Salió de la habitación, cerrando la puerta con cuidado de no hacer mucho ruido, pues el niño ya se encontraba durmiendo.
─Hyung. ─llamó al mayor, asomando su cabeza por la puerta del cuarto, y cuando este le vió, acostado cómodamente sobre la cama, entró a esta, sentándose en el lado contrario al del pelirrojo, en la cama. ─Tenemos que hablar, escucheme bien.
─¿Qué pasa? ¿Todo bien, pequeño? ─le sonrió levemente y Jungwon formó un puchero en sus labios.
─Sí, bueno, dentro de lo que cabe. ─desvió su mirada y Jay se enderezó y sentó, colocando su gran mano sobre la suya.
─Cariño, ¿Todo bien? ─sintió su corazón golpear fuertemente contra su pecho y su respiración agitar. Alzó sus cejas.
─¡Ya! ¡No sea lindo! ─golpeó con su puño la cama, deshaciéndose de sus pantuflas y subiendo sus pies a la cama. ─¡Se supone que estoy molesto con usted!
─Ah, perdón, pequeño, pero, ¿Qué hice mal? ─rió nervioso. ─Dios, no llevamos ni un mes y ya la cagué. ─rascó su nuca y el peligris volvió a formar un puchero.
─No, no, hyung, no, yo... Solo estoy exagerando, es que... ─suspiró. ─Usted y yo solo nos vemos dado cuatro besos desde que empezamos y yo... ─llevó una mano a su sonrojada mejilla, de repente avergonzado. ─Yo quiero más, más besos y más... De usted, más amor y cariño y abrazos y eso, ya sabe. ─bajó la mirada, avergonzado, de repente sintiendo que lo que le molestaba tanto era, simplemente ridículo. ─Perdón, estoy siendo inmaduro. ─rascó su brazo derecho.
─Oh... No, no estás siendo inmaduro y no te tienes que disculpar. Lo siento, pequeño, no pensé que te molestaría, como tú no te acercabas a mí, creí que no eras de besos, ya sabes. ─ladeó su cabeza, tomando su mano y jalándolo hacia sí, acostándose de nuevo y haciendo al peligris caer junto a él, con sus rostros cercas uno del otro. ─De todas formas, si querías un beso, solo me lo tenías que dar, o no sé, pedírmelo. ─acarició su mejilla. ─¿Crees que yo no me estaba volviendo loco por las ganas de querer besarte? Solo me aguanté porque pensé que de otra forma te incomodarías, quiero que seas feliz conmigo como yo lo soy contigo y no quería arruinar todo por mi necesidad.
─Lo siento, hyung, es verdad que igualmente yo no me acerqué a usted, si fué estúpido de mi parte molestarme, lo siento.
─Lindo, por favor. ─colocó ambas manos sobre los cachetes del menor, apretándolos, haciendo a los finos labios abultarse. ─Deja de disculparte y, repito, no es estúpido, ¿Sí? ─acarició la mejilla contraria. ─Te voy a besar, ¿Ok?
─Está extraño que pregunte, no lo haga. ─dijo, acercándose despacio a su pareja, su corazón a mil.
─Bueno. ─el mayor llevó su mano a la nuca del peligris, acercándolo rápidamente a su rostro, pegando sus bocas. Segundos pasaron para que empezara a mover sus labios y, como últimamente pasaba siempre que se encontraban juntos, sus corazones iban a mil. Después de todo, era el primer beso “de verdad” que compartían. Jungwon se levantó lentamente, sin despachar sus labios, para posicionarse sobre las caderas del mayor, colocando sus manos en el rostro contrario. Jay le abrazó, intentando, de alguna manera, acercarlo más a él, apretándolo. Cuando la falta de aire se hizo presente, dejaron sus labios unidos, sin embargo, no había movimiento alguno y solo trataban regular sus respiraciones.
─Hyung, lo amo, ¿Sabía? ─sonrió por el roce de sus labios, sus ojos cerrados.
─Y yo a ti, ¿Lo sabías? ─preguntó el pelirrojo de vuelta.
─Ahora lo sé. ─se quedaron en esa posición un buen rato, el menor sobre Jay, abrazados. ─Se está haciendo debería...
─Quedarte, deberías quedarte. ─lo apretó más, si es que era posible, contra si.
─Ah... Pero no tengo ropa.
─Adivina, yo sí. ─dijo y volvió a besar sus labios. ─Por favor. ─rogó y el más bajo sonrió.
─Está bien, pero búscame ropa que me abrigue mucho, que hace frío. ─se bajó del pelirrojo, estirándose sobre la cama, a la vez que el contrario se levantaba en dirección al armario.
─Yo te puedo abrigar... ─dijo, sacando un gran y grueso suéter del clóset, tirándole sobre la cama, cayendo en la cabeza del menor.
─¡Hyung! ¡Si tiene algún problema, arreglemoslo cómo los hombres de verdad! ─exclamó el peligris, parándose sobre sus rodillas, alzando su puño, fingiendo enojo. El mayor río, sacando un pantalón holgado, también tirándolo sobre la cama, solo que sin pegarle al menor.
─¿Quieres pelear? ─preguntó acercándose a la cama y sentándose. Jungwon gateó hasta él.
─No, quiero una guerra... ─hizo una pausa, sentándose sobre el regazo del mayor, quien casi saltó de sorpresa. ─De besos, rawr. ─sonrió y le guiñó, poniendo sus manos sobre los hombros de Jay.
─Wow, ¿En serio? ─preguntó, soltando pequeñas carcajadas.
─Por supuesto, hyung, ¿Por quién me toma? ─frunció su ceño, falsamente molesto.
─Bueno. ─tomó el rostro de Jungwon entre sus manos, besando cada parte y rincón, su frente, sus mejillas, su nariz, su barbilla, sus pómulos, sus párpados y, por último, sus labios, los cuales permanecían con una sonrisa sin dientes.
Besó los labios impropios varias veces antes de comenzar a mover los suyos, siendo correspondido. Su corazón casi se le sale por la boca cuando el peligris se alejó para besar su cuello, aún así, se dejó hacer, acariciando, con ambas manos, la espalda baja del menor.
Pero cuando sintió a Jungwon moverse sobre él, sintió que podría morir, así que, un tanto exaltado, colocó sus manos en las caderas contrarias, buscando detener el movimiento, razón por la cuál el menor se alejó de su cuello, con el ceño fruncido y un puchero en sus labios.
─¿Qué pasa? ─preguntó el peligris, empezando a acariciar su cabello.
─¿No deberíamos detenernos antes de que esto se salga de control? ─preguntó y las mejillas del más bajito se tiñeron de un suave carmesí.
─Hyung, si usted no quería debió decirme. ─bajó la mirada, susurrando avergonzado.
─Pequeño, si quiero. ─acarició su mejilla antes de abrazarlo y Jungwon colocó su cabeza sobre su hombro. ─Solo no quiero que te arrepientas. ─pasó su mano por la espalda contraria, de arriba a abajo.
─¿Cómo rayos me voy a arrepentir? Yo fuí el que empezó todo. ─dijo el peligris, besando la mejilla del mayor.
─Solo... No sé. ─separó al menor y pegó sus frentes. ─Entonces... ¿Todavía quieres? Solo tenemos que ser silenciosos, Riki tiene el sueño ligero.
─Hyung, silencio es mi segundo nombre. ─le sonrió unos segundos antes volver a besarle.
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𝗔 𝗕𝗔𝗕𝗬𝗦𝗜𝗧𝗧𝗘𝗥 𝗔𝗡𝗗 𝗔 𝗦𝗜𝗡𝗚𝗟𝗘 𝗔 𝗗𝗔𝗗 » 𝗷𝗮𝘆𝘄𝗼𝗻
Fanfiction𝖩𝗎𝗇𝗀𝗐𝗈𝗇 𝗇𝖾𝖼𝖾𝗌𝗂𝗍𝖺 𝗎𝗇 𝗍𝗋𝖺𝖻𝖺𝗃𝗈 𝗒 𝖩𝖺𝗒 𝗎𝗇 𝗇𝗂𝗇̃𝖾𝗋𝗈. ─ 𝖤𝗌𝖼𝗎𝖼𝗁𝖾́ 𝗊𝗎𝖾 𝗇𝖾𝖼𝖾𝗌𝗂𝗍𝖺 𝖺 𝖺𝗅𝗀𝗎𝗂𝖾𝗇 𝗊𝗎𝖾 𝖼𝗎𝗂𝖽𝖾 𝖽𝖾 𝗌𝗎 𝗁𝗂𝗃𝗈 𝗒 𝗒𝗈, 𝖻𝗎𝖾𝗇𝗈, 𝖾𝗌𝗍𝗈𝗒 𝖻𝗎𝗌𝖼𝖺𝗇𝖽𝗈 𝗍𝗋𝖺𝖻𝖺𝗃𝗈 𝖼𝗈𝗆...