Las lágrimas del dios de la muerte. Parte 1.

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Las lágrimas del dios de la muerte.

Parte 1. 

Las lágrimas de la princesa de Eckart.

—Imperio Ioka. Día siguiente—

El evento de cacería organizado por el príncipe heredero, Calisto Regulus, dio inicio. Kael, el apuesto dios de la muerte, apareció poco después del discurso de inauguración orquestada por el príncipe heredero. Kael hizo acto de presencia con su magnífica apariencia atractiva que cautivó a más de una señorita en compañía de su hermana menor, Diana la Monique.

—Buenas noches, su alteza— expresó Kael, observando al rubio mantener la guardia alta y espada en mano dispuesto a atacarlo en cualquier momento —le ofrezco una disculpa por intervenir tan magnifico evento— buscó en su abrigo, extendiendo una pequeña tarjeta —mi nombre es Kael y soy un dios de la muerte— se presentó, manteniendo una expresión profesional.

Calisto, a regañadientes, guardó su espada y aceptó la tarjeta que el misterioso hombre le ofreció. Leyó el contenido sin interés y posteriormente la tiró al suelo, observando a los recién llegados. Barrió a Kael con la mirada y arqueó la ceja, confundido por la apariencia de Kael.

—Le ofrezco una disculpa, su alteza— Diana, la bella dama angelical de caireles plateados danzando con alegría a su alrededor y observando a Calisto con sus exquisitas joyas ámbar brillando con intensidad —mi nombre es Diana y soy aprendiz de diosa de la pureza— explicó la chiquilla cuya apariencia juvenil la hace lucir no mayor a los dieciocho años de edad.

—No importa... ¿Qué es lo que quieren? — preguntó Calisto, manteniendo su expresión.

—Me gustaría tener una conversación con una persona— dijo Kael, manteniendo su expresión serena.

— ¿A quién buscan? — preguntó Calisto.

—Veamos...— murmuró Diana.

Bajo la mirada de los nobles invitados del imperio y reinos vecinos, Diana hizo aparecen un pergamino en su mano derecha, el cual desdobló sin mucho esfuerzo de un movimiento y verificó su contenido en busca de los datos de la persona que buscan.

—Su nombre es Penélope Eckart, su alteza— dijo Diana, tranquilamente.

Rápidamente la mirada inquisidora se dirigió hacia la única figura femenina de la fiesta que permanece sola sentada en su mesa bebiendo en silencio sin compartir palabra con el resto de los invitados. Kael le sonrió con anhelo en su mirada. Diana miró a Kael, preocupada por él más incapaz de expresarlo en palabras.

—Princesa Eckart— Calisto se acercó con rapidez hacia la mesa en donde la princesa observa al rubio acercarse —tienes un invitado singular— señaló a Kael.

Penélope, ataviada en un extravagante y sensual vestido rojo con hombros descubiertos y escote en forme V, observó en primera instancia al príncipe heredero en silencio, posteriormente dirigió su mirada hacia los recién llegados. Penélope abrió los ojos, sorprendida, al reconocer la apariencia de Kael.

—... Ha pasado bastante tiempo... Kael— Penélope embozó una suave sonrisa.

Kael se sorprendió al escuchar aquella misteriosa frase de su progenitora. ¿A qué se refiere con exactitud? Incapaz de articular palabra alguna, Diana, la hermana menor de Kael, habló en su lugar:

—Lamento de corazón intervenir en su tiempo familiar...— Diana miró de soslayo a Derrick y sintió nauseas —pero nos gustaría entrevistarla— sin pedir permiso, se sentó en compañía de Kael frente a la falsa princesa de Eckart —espero no incomodarla con nuestra presencia, princesa— sonrió de lado en un intento por tranquilizarla.

Death Is The Only Ending For The VillainessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora