Capítulo 4

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Una vez la cena estuvo lista, todos se acomodaron en el gran comedor para disfrutar de la comida recién hecha.

Para Macao todo era de alguna manera extraño, pero aún así podía llegar a sentirse cómodo por la cáliz que sentía dentro de su caja torácica por la familiaridad de aquel ambiente.

Por primera vez en la mesa que comía Macao no se encontraba en medio de un ambiente tensó en el que comer era bastante incómodo para todos quienes guardaban silencio y por eso la mayoría de veces Macao comía solo o con su hermano mayor, aunque a él tampoco le gustaba que hablara mientras se comía y más si se encontraba enojado, totalmente diferente de ese momento que compartía con aquella familia, en donde su mejor amigo Ché silenciosamente se reía de las cosas que los gemelos decían o hacían mientras trataban de mantener su compostura así como Pete, sin importar que era el adulto de la familia le seguía de vez en cuando las bromas a los gemelos o los reprendía levemente cuando los veía pasarse o maldecir se entre ellos.

Justo cuando los platos se encontraban totalmente vacíos sobre la mesa al terminar de comer, el timbre de la puerta sonó logrando que todos dirigieran su mirada al pequeño pasillo que los dirigía a la sala de estar como a la entrada principal.

— Ellis, recoge la mesa — ordenó Pete amablemente como si nada, estando en total calma una vez se levantó de la mesa después de ojear su teléfono rápidamente — Venice ayúdale lavando los trastes — ordenó acomodando las mangas de su camisa dobladas hasta sus codos — Ché sirve le un poco de comida a Porsche, debe estar hambriento y cansado — dicho eso las alertas que se habían encendido en la cabeza de Macao rápidamente se apagaron.

Claramente a Macao se le había hecho muy raro que Pete no reaccionara de forma alterada tras haber escuchado el timbre como cualquier otra persona lo haría si ellos estuvieran esperando un posible ataque, pero había sido razonable la reacción del mayor si se llegaba a pensar con detenimiento la situación. Pues nadie en su sano juicio que quisiera usurpar en una casa con las claras intenciones de causar daño tocaría la puerta de la casa esperando a que alguien gentilmente le abriera.

En cuanto Pete se dirigió a la entrada principal de la casa Macao silenciosamente lo siguió después de todo no estaba mal asegurarse de que no era una trampa, aunque muchos se preocupaban por él al ser el menor de toda la familia, Macao tenía un buen entrenamiento ofrecido por su hermano mayor como por parte del guardaespaldas mayor que siempre lo había cuidado desde niño, por lo tanto cualquier cosa que pudiera pasar Macao podía ayudar a Pete liberando lo de la situación.

En cuanto estuvieron enfrente de la puerta principal, Pete sin dudar un segundo la abrió dejando ver la silueta de un cansado Porsche.

Sus hombros decaído le mostraban a su amigo que su día había sido muy pesado, además sus ojos le reflejaban una frustración clara, Porsche había sido el más entusiasmado con la graduación de su hermano menor y por su trabajo había faltado al evento que él consideraba era el más importante en ese momento.

— Ché te está sirviendo la comida, ve a lavarte y baja para cenar — fue el saludo que Pete le dio a Porsche una vez que se hizo a un lado de la puerta para dejarlo entrar y pudiera descansar.

— Uh, gracias — dijo Porsche mostrándole una cansada sonrisa a Pete antes de dirigir su mirada al menor que se encontraba detrás de su amigo — oh, aún está aquí — hablo como si nada el moreno una vez vio al primo menor de su jefe.

— Sí — asintió Macao aunque fuera estúpido realizar aquella pregunta al verlo ahí parado frente a él cómo el haber dado su respuesta.

— Al parecer el bastardo de tu hermano no a querido venir a recogerte — pronunció Porsche dándole una leve sonrisa de medio lado a Macao tratando de molestar como cada vez que lo veía en la casa principal donde vivía su jefe.

Aquella Noche - [VegasPete]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora