Un día cambiaron acidente su azúcar por ciclamato sódico y crearon una bestia, a primera vista era igual a mí pero había algo en su mirada, pude intuir un profundo deseo de fama, aprobación a nivel mundial y un egocentrismo que llegaría hasta cada micro átomo de su gas. No había duda alguna que a los ejecutivos les iba a encantar
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Era arrogante, tanto así que en su primer comercial fue tratado como un Dios ante los compradores, y por primera vez en más de 66 años, sintió envidia. Envidia por su seguridad, por su manera tan peculiar de llamar la atención de todo aquel que lo viera pasar, mientras que a Coca-Cola ya se habían acostumbrado tanto que ya no era sopresa llegar a su lado en una fiesta familiar
