capítulo uno

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Max miró por la ventana del autobús, iba a ser un viaje largo, y la fuerte lluvia que precedía a una, todavía, más fuerte tormenta era lo único que se sentía familiar.


Su madre solía decirle que la lluvia eran las lágrimas de la madre tierra, tratando de limpiar la tristeza humana.

Sonrió ante el recuerdo de su madre; ella fue una persona amable, siempre pensando en los demás antes que ella, y exigiéndose más de lo necesario, talvez eso fue lo que la llevó a romperse de tal manera que no se pudo arreglar.

Una sola lágrima rodó sin permiso por su mejilla, y la limpió rápidamente, su mente comenzó a divagar y a recordar.


Apoyó la cabeza contra la fría ventana mientras el recuerdo del fatídico día se agolpaba en su mente, dejando nada más que frialdad.

Ese día...


Snag, Yukon, Canadá

"¡Vamos, Max!" Su madre insistía en llevarlo con ella de compras. "Acompáñame al centro, incluso podemos rentar esa nueva película de la que hablabas ayer... Mur-Murd" Max sonrió mirando a su madre tratar de recordar el título del que tanto hablaba.

Estaban en la sala de estar de su vieja casa, y recordaba como el olor a tierra mojada viajaba entre las cortinas e inundaba el lugar.

"¿Murder town?"

La mujer sonrió a su hijo.


"¡Exacto!"

Max soltó una carcajada y se levantó del sofá mirando a su madre, que insistía alegremente mientras ponía dinero en su bolsa.

"Vamos cariño, sé que odias ir al centro, pero no quiero ir sola, está por llover." La mujer trató de convencerlo sin éxito.

"No estoy de humor Ma."

Había tenido el peor día en la escuela, y realmente necesitaba pasar un tiempo a solas para sentirse mejor.

"Aparte, mañana tengo un examen importante y tengo que estudiar."

"¿Geometría?" Siempre hablaba con su madre de todo lo que tenía por hacer en la semana, así que era obvio que sabría.

"Si, ya sabes, no es mi fuerte."

Su madre lo miró derrotada, y Max hizo una nota mental de comprarle algo para compensarlo. 

"Bien, pero promete ayudarme con la cena cuando regrese."

"Bien." Cedió Max. "¡Adiós entonces, cuida la casa en lo que vuelvo!"

La mujer mayor agarró las llaves de su carro, un paraguas y le dio una última sonrisa a su hijo antes de irse.

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Max despertó asustado, en algún momento se había quedado dormido y dejó, ingenuamente, que los recuerdos de la última vez que vio a su madre regresaran.

La última que la viste con vida.

Una voz molesta taladraba su cerebro, inyectando culpa por dónde pasaba sangre.

Recordaba a viva piel las sirenas y a su padre en el teléfono. La mañana siguiente la mujer que vivía en el departamento de abajo le había llevado desayuno, y recordaba como todo sabía a dolor.

"Gracias por eso." Murmuró resentido consigo mismo, antes de ser interrumpido por la voz del conductor.

"Pasajeros con bajada en Westport, Ontario favor de bajar en orden por las puertas traseras. "

𝖏𝖚𝖘𝖙 𝖑𝖎𝖐𝖊 𝖍𝖊𝖆𝖛𝖊𝖓 | creepypastasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora