capitulo cinco

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Max pestañeó aturdido.


"Lo siento, me estabas diciendo algo?" El chico miró a su padre quien solo sostenía su taza de café con una expresión preocupada.

"Hace diez minutos que te trajeron la comida, y sigues sin siquiera mirarla, ¿estás bien?"

Brook negó en silencio cuando su hijo solo tomó su vaso de leche y bebió, sin responder.

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Una hora después estaban saliendo de la cafetería, Wanda los había despedido con una sonrisa y ellos con la promesa de volver. Ambos hombres estaban caminando al carro cuando un hombre desde dentro de otra tienda sacó la cabeza por la ventana y le chifló a Brook. El hombre saludó de regreso con un grito.


Probablemente un amigo del trabajo, pensó Max.

"Hijo, si quieres ve al auto, solo voy a saludar rápido a James, es un amigo de la comisaría."

Bingo. Max sonrió y asintió.

"Claro pa." Y con eso Brook entró a la tienda de lo que parecían alcoholes finos.

Max se dejó caer dentro del auto, el viejo asiento crujiendo bajo su peso; a pesar de haber tardado mucho más tiempo de lo normal comiendo no podía evitar acariciarse el estómago totalmente lleno, había tenido mucha hambre todo el día, pero el momento en el que vio la comida se sintió nauseabundo.

Cerró los ojos cansado, pensó en dormir un poco mientras su padre volvía; se acurrucó contra la puerta cerrada mientras dejaba que el sonido amortiguado de los autos lo arrullara. Podía ver los brazos de Morfeo rodearlo mientras sus pesados párpados se cerraban, largas pestañas haciendo cosquillas en sus mejillas, cuando sin previo aviso un sonido desgarró sus oídos.

Abrió los ojos de golpe, asustado, y miró alrededor, el grito había sido agudo y espeluznante, no tanto como un niño que se había tropezado con un hoyo en la calle que los funcionarios de gobierno decidían ignorar pese a los accidentes que causaba, si no más como un padre que había perdido a su hijo en una multitud peatonal que la policía prefería ignorar, tomándose mejor el tiempo de ceder el paso a los autos.

Frunció el ceño ante sus comparaciones, pero rápidamente fue sacado de sus pensamientos, y del auto, cuando otro grito resonó y brincó a la banqueta a ver qué sucedía. Nadie parecía haber escuchado nada, el policía bajo el semáforo seguía mirando su teléfono sin prestar atención a nada, y las personas seguían saliendo y entrando a diferentes tiendas sin detenerse, a lo lejos podía ver a su padre charlar con su amigo, quien le servía una copa de algo rojizo, probablemente estaría ahí un rato más.

Se rascó el cuello, talvez lo había alucinado, había estado en un estado mental extraño los últimos días, y no haber dormido mucho lo estaba afectando, se giró para volver al auto cuando notó un grupo de ancianas mirándolo fijamente, un ceño preocupado en sus caras arrugadas.Una de ellas le hizo señas para que se acercara y caminó dudoso hacia el trío.

"¿Estás bien, hijo?" Le cuestionó la que le había llamado, parecía la más joven entre las tres.

"Si, solo creí haber escuchado algo."

Otra de las señoras rio suavemente.

"Puede ser una ciudad ruidosa, aquí hasta el silencio grita." Las otras dos asintieron a lo dicho.

Max se sintió un poco incómodo al escuchar eso, parecía sacado de algún libro de Stephen King.

Se distrajo mirando el cielo, no podía evitar pensar en cómo los días terminaban más rápido de lo que estaba acostumbrado, hace dos horas el sol estaba en su punto más alto y ahora tonos rosados reflejaban desde el cielo hasta los charcos de agua que aún no se secaban.

𝖏𝖚𝖘𝖙 𝖑𝖎𝖐𝖊 𝖍𝖊𝖆𝖛𝖊𝖓 | creepypastasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora