08.

229 23 2
                                    

no hay nadie que haga sentir tan vivo a rindō haitani como lo era souta kawata

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

no hay nadie que haga sentir tan vivo a rindō haitani como lo era souta kawata. 

a sus cortos trece años podría jurar que era el amor de su vida. exagerado pero cierto. ¿cómo se puede sentir tantas cosas en tan poco tiempo?, no lo sabía. no sabía cómo había caído ante un tonto llorón como lo era el menor de los kawatas aunque eso no importaba por que por él podía soportar sus llantos. 

su pomposo cabello azul moviéndose ante los movimientos de cualquier tipo de juego que ambos jugaran para matar tiempo mientras sus mamás estaban "hablando". realmente ellas estaban chismoseando de quién era más guapo, si fulanito o sultanito. 

sus ojos azules mirándole con curiosidad y un cierto brillo tan lindo. ¿cómo podía negarle a ese ángelito que jugara con sus juguetes que justamente había llevado para que ambos jugaran?. realmente estaba encantando con su compañía y amistad aunque no lo confesara nunca o bueno no en estos momentos. 

― y cómo te decía, rinrin, él es hakkai mi mejor amigo. ― habló souta tomando la mano del más alto. ― hakkai, él es mi amigo rinrin. es hermano del novio de nahoya.

quién coños era ese niño feo que osaba ser el dizque mejor amigo de souta. su souta. 

― ¡no son novios! ― negó efusivo rindō mientras se cruzaba de brazos. ― además qué.. ¿cómo que mejores amigos? 

― mejores amigos, sí. nos conocemos desde el jardín de infantes. ― respondió ahora hakkai sentándose en el suelo frente a los juguetes del haitani. ― hemos sido amigos tooooda la vida. 

con intenciones de tocar los juguetes fue reprendido por un rindō haitani que estaba al borde de una cantaleta por lo que había recién descubierto. ¡él pensaba que era el mejor amigo de souta y resulta que este poste con patas lo era! ¡¿dónde mierda estaba ran?! ¡se quiere ir ya! 

― no toques. ― habló rindo mirándole feo. ― ¿dónde está ran? 

― ¿sucede algo, rinrin? ― preguntó ran llegando en compañía de sonrisitas. ― ¿por que no estás jugando con sou y su amiguito? 

aunque ran tuviera la diferencia de dos años con rindō aún sentía que debía cuidarle y consentirle en todo. ¡aún era su bebé lindo y gordito!, uno que otro capricho no le caería mal nunca. 

― me quiero ir. ya. ahora. muévete. ― rindō no quería ser grosero pero realmente estaba ofendido y celoso. quizá triste pero no lo demostraría jamás. ― agarra los juguetes y nos vamos. 

nahoya se situó al lado de su lindo bebé gemelo y le susurró algo al oído que no pudieron los demás escuchar, él negó y levantó sus hombres haciéndose el desentendido. ran obedeció a su hermano menor y tomó los juguetes aludiendo que luego vendrían a jugar nuevamente todos y así abandonó junto a un celoso rindo la casa de los kawata. 

ese luego nunca llegó. ni ran ni rindō volvieron a ir más y aquello principalmente incomodaba y hacía sentir mal al pequeño souta. sus ojitos azules siempre mirando por la ventana buscando con su mirada un rastro de los hermanos haitani o de su mamá pero no había nada. simplemente dejaron de venir y él sentía que era por su culpa. 

𝗼𝘂𝘁 𝗼𝗳 𝗰𝗼𝗻𝘁𝗲𝘅𝘁 ︙ 𝗿𝗶𝗻𝗴𝗿𝘆.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora