—¡Shot! ¡Shot! ¡Shot!
El castaño agarró el pequeño vaso y se lo tomó en dos segundos mientras sentía el líquido ingerido quemar su garganta.
Ya era su quinto shot, pero con sus compañeros motivandolo, no podía defraudarlos.
La fiesta de graduación había empezado tarde, pero se habia puesto buena, tan buena que hasta llegaron personas ajenas a su clase.
Eran las doce recién, pero ya estaba algo mareado. Aunque no lo suficiente para caerse, tenía resistencia al alcohol.
Cuando iba a agarrar otro vaso notó una presencia peculiar a la cual se sintió atraído.
Un joven de cabello rojizo con un traje azul marino estaba al lado del bar.
Era divino.
Y por un segundo, sintió que conectó sus ojos con esos hermosos luceros color azul océano.
Pero él desvió rápidamente la mirada y escapó de ahí.
Ya estando en un buen escondite para que el pelirrojo no lo mire y le dé un ataque cardíaco, pensó en lo que haría.
Podría acercarse como una persona normal y saludar a ese ángel.
O podría hacer como si no existía e ir a convivir con todas las personas que estaban alrededor del chico.
Vió con un ojo, que ahora el pelirrojo estaba en un círculo social grande.
Así que, sacó el pecho y se acercó a socializar.
—¡Rampo! ¿Cómo estás? ¿Qué bebes?
Le mostró una sonrisa de oreja a oreja. El ojiverde levantó una ceja.
—Piña colada.
—Que delicia... —Se volteó al lado y estaba un peliblanco conocido. —¡Atsushi! ¿Está rico el pastel? Talvez me sirva un poco. —Dijo tragando saliva queriendo parecer relajado.
—Ah... Si, Dazai. Está muy rico.
—Maravilloso. —Ahora se volteó al otro lado y se encontró con el bajito pelirrojo. Y tratando de que el sudor que le bajaba por la frente no demostrara su nerviosismo, cambió de dirección a sus ojos. —Kouyou, luces divina. ¿Ese labial es nuevo?
—Lo sé y no, Dazai. Es el mismo de siempre. ¿Qué traes?
—¿Yo...?—Dijo inocentemente.
—Ugh, no importa. Chuuya, acompáñame.
Se volteó y vió al hermoso ángel seguir a Kouyou.
Rampo le chasqueó los dedos para que deje de mirar a Chuuya como tonto.
—Sí tanto te gusta, acércate como una persona normal.
—¿Q-Qué? No. A mí no...
—Lo estabas devorando con la mirada...
Dijo Atsushi.
—¡Bien! Es que es tan hermoso, que duele. ¿Tiene novia? Si tiene, estoy muy celoso de ella.
—Nope.
Respondió Rampo.
—¡Eso es peor!
—Wow.
Soltó Atsushi.
—Tiene los ojos más inefables que he visto en mi corta y asquerosa vida, quisiera ahogarme en ellos.
Dijo Dazai emocionado.
—¿De verdad te gusta?
Rampo cuestionó.