Mi vida debería ser tranquila, tengo a mis padres conmigo, cumplo con mi labor de sacerdotisa. Mis días en la Era Senguko eran pacíficas sin dejar de ser desesperantes.
Sin embargo, todo cambió a penas lo conocí a él...
- Soy el daiyoukai que se con...
Kagome quien recordaba cuando su hija era tan solo una bebe que podía sostener en sus brazos, ya tenía esa edad, aunque no pudieron estar en el comienzo, pudieron estar juntos esos últimos dos años, y los que les esperaban por delante.
Esa tranquilidad y felicidad también la compartía Rin, incluso Towa le pregunto incansablemente muchas cosas a su padre, ya que este se lo había prometido y fueron preguntas de las cuales Sesshomaru no pudo escapar por que Towa estuvo pegada a él todo el tiempo.
Moroha quien se convirtió en una excelente sacerdotisa gracias a su madre, y por cierto, aún más hermosa.
Esto se volvió un verdadero dolor de cabeza para Inuyasha, ya que muchos aldeanos de allí y de otros lugares llegaban a visitarla intentando cortejarla, pero Inuyasha los espantaba porque no quería que le quitaran a su pequeña hija, ya que él aun la veía así.
Pero Moroha no mostraba interés en esas cosas,.. por lo menos, no en ese momento.
- Aah.. Buenos días mamá -saludo bostezando
- Buenos días Moroha ¿Dormiste bien?
- Dormí bien, por cierto y ¿papá? ¿Donde está?
- Se fue a ayudar al monje Miroku a exorcizar a un demonio que ah estado molestando en la aldea vecina.
- Entiendo.. bueno ¿necesitas algo?
- ¿Umm...? de hecho sí, necesito más hiervas medicinales para unos tés y unos ungüentos ¿podrías ir a buscarlos?
- Esta bien, dentro de un rato regreso.
Diciendo esto, Moroha se alejo en dirección al campo.
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- Umm, que extraño, el ambiente esta pesado... espera -paro en seco.- Huele a sangre...
- ¡¡¡Aaaa!!! ¡Ayuda!. Ayudenme ¡por favor!.
Vio a un niño correr en su dirección.
- ¿Qué te sucede pequeño?
- Sacerdotisa, señorita ayudeme por favor. Un monstruo me ataco y mi hermana intento defenderme, y... y -el niño con miedo comenzó a llorar
- Tranquilo pequeño, se que eso debió ser horrible, vete a un lugar seguro, yo ayudaré a tu hermana.
- Si, esta bien.
La chica se fue en busca de aquel olor a sangre, para luego toparse con un típico ogro de bosque.
- La chica... -se acerco- ¿estas bien?
- Sí... -respondio agitada- por poco no vivo para contarlo, el ogro se distrajo y aproveche para escapar.
- Muy bien, reúnete con tu hermano y regresen lo más rápido posible a su aldea.
