El mundo es bello. La tierra late, y el viento canta pasando entre verdes y rojizos árboles. Los cielos cubren de azul esplendor una montaña donde nació una diosa menor. Era la Diosa en sumo magnánima, y a cada uno de sus siervos tenía gran estima.
A su nombre fue erigido un santuario, pronto de muchas bendiciones el escenario. Frente a éste la gente rezaba, danzaba, y reía, a una joven diosa que de comodidades los cubría. Más la montaña era un lugar peligroso, de noche rodeado de seres tenebrosos. Notando esto, y temiendo por sus creyentes, la joven diosa sin nombre comandó a sus sirvientes que de entre estos los más valientes protegieran el templo sin cesar. Se estableció entonces la guardia del santuario, compuesta de sus leales Tengu temerarios. Hubo entonces armonía, entre la diosa, sus siervos, y todo aquél que por su bendición asistía.
Más la vida es efímera, y el mundo es sueño. De la guardia variados miembros perecieron con el paso del tiempo, y la diosa así como sus compañeros tal pérdida sufrieron. Con la fé de sus creyentes, sin embargo, para la diosa hacer siervos nuevos era sencillo encargo. Pasadas generaciones de un armonioso ciclo, la última adición a la guardia hizo acto de presencia, pues la fe en la diosa se hacía escasa, en esencia. Y entre estos nuevos Tengu que al mundo habían llegado, el joven Tomori en sus deberes no se veía interesado. Más por pura lealtad a aquella amorosa diosa, continuaba incansable en su misión rigurosa.
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Compendio de una tierra lejana - Tomori
FantasyConjunto de escritos para darle trasfondo a mi personaje de una campaña de Dungeons & Dragons. Debido a que es un samurái de raza Tengu las referencias a la cultura asiática abundan.