Parte I: Lo que las paredes nos ocultan

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Nota de autora: ¡Bienvenidos al mundo de Algard! Un mundo misterioso y mágico que seguro te hará poner los pelos de punta...

Antes de empezar a leer, quiero aclarar dos cosas: 

1)  LA VERSIÓN AUDIOLIBRO YA ESTA DISPONIBLE EN YOUTUBE

Ideal para aquellos que prefieren escuchar en vez de leer,  o que quieran aprovechar el tiempo haciendo tareas mientras disfrutan de una buena historia. 

*https://www.youtube.com/channel/UCFGrI-F9Qh31F7wqy3MaFVQ

2) Advierto que al principio todo puede parecer confuso; pero poco a poco todo va a ir tomando forma. Ten en cuenta que al ser una historia fantástica, la contextualización es muy importante para entender futuras referencias que habrá en el libro y que no volveré a repetir para evitar que la trama se haga tediosa.

En fin, basta de charlas ¡lee y disfruta! 

En fin, basta de charlas ¡lee y disfruta! 

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...

PRÓLOGO

Habían pasado semanas desde que dejé el ejército y  todavía me estaba recuperando. Me pasaba la mayor parte del tiempo tumbada en mi habitación, reposando, lo que me dejaba demasiado tiempo para pensar en lo que iba a hacer ahora con mi vida, y lo odiaba. Odiaba estar de brazos cruzados sin hacer nada.

Sabía que cuando me recuperara debía llevar una vida normal, pero ¿por dónde empezar? Ni siquiera sabía que era lo normal en esta ciudad ¿Tendría que asistir a los grandes bailes de los que todos hablaban? ¿O encontrar pretendientes como tantas de las damas de mi edad estaban haciendo? Pff. Eso sonaba ridículo.

Mi hermana abrió la puerta lentamente sosteniendo una mesilla con algo de comida y cubiertos encima. Sonrió mientras me ponía la bandeja encima de mis piernas.

– Gracias. - le dije.

Ella no me respondió, hizo un leve asentimiento y se sentó a mi lado, quedándose unos segundos en silencio mientras miraba distraídamente la pared que teníamos delante. 

—¿Qué hay allí afuera, Erin? - preguntó.

Yo la miré sorprendida, no necesité que me aclarara de qué me estaba hablando. Nadie hasta ese momento se había atrevido a preguntarme eso. Todos temían saber qué era lo que existía detrás de las murallas que rodeaban la ciudad; sin embargo, aquí estaba ella, curiosa por conocer lo que para todos era desconocido.

Le dediqué una sonrisa nostálgica mientras recordaba todos los viajes que había hecho durante esos últimos años.

— Es algo hermoso. – empecé a decir – Más de lo que nunca pudieras imaginarte. Es antiguo, mágico y peligroso... pero a la vez cautivante.

» Por primera vez en mi vida, cuando salí me sentí libre.

La miré a los ojos.

-Un gran mundo nos rodea, Emy, pero no se nos permite explorarlo por el peligro que nos aguarda y lo peor es que está ahí mismo- dije, mirando por la ventana. -Tan cerca pero tan lejos al mismo tiempo.

Sospeso mis palabras en silencio. Seguramente se estaba intentando imaginar un lugar oscuro y tenebroso como nos habían descrito tantas veces de pequeñas, pero esperaba que mi breve descripción hubiese puesto un poco más de luz en lo que pensaba del exterior.

– ... Suena a que era algo muy importante para ti. Salir de la ciudad. - Me aclaró.

Detrás de ese comentario había muchas más preguntas silenciosas que no se atrevía a preguntar, lo veía en sus ojos: «¿Estás feliz aquí? ¿Te arrepientes de haber vuelto conmigo?» La idea de que yo estuviera disgustada por su culpa le atormentaba mucho más de lo que me quería hacer saber.

Le hice una sonrisa apenada antes de apartar la mirada hacia el techo y negué con la cabeza lentamente.

– Estoy feliz de estar aquí contigo, Emy. Me entristece un poco saber que nunca más voy a ver lo que ví allí afuera, pero no pienses que me arrepiento de haber vuelto.

Me dio un abrazo con cautela, sin apoyar su cuerpo en el mío para no hacerme daño y me susurró un "Gracias" antes de salir de la habitación.

La miré mientras desaparecía y fue entonces cuando me fijé en su diminuta figura. Era una niña de ojos verdes y pelo castaño, con una sonrisa encantadora que hacía que cualquiera quisiera abrazarla con fuerza. Si alguna vez tuviera que describir a mi hermana con alguna palabra, diría "gentil" o "amable", definitivamente se trataba de alguien a quien debía proteger del mundo.

Se fue silenciosamente, como si no quisiera molestarme con ningún ruido. Por alguna razón eso me alarmó, no escuchar nada, ya que eso se había vuelto demasiado familiar estos últimos días.

"En silencio..." - Pensé en voz alta. Eso no estaba bien. Tendría que haber oído el chirrido que hacían sus tacones contra el suelo de madera al alejarse, pero ¿cómo iba a saberlo? Tal vez ni siquiera estaba allí. Tal vez, solo estaba hablando conmigo misma... porque ¿cómo podría haberla oído? No podía oír nada. No después del incidente.

Parpadeé dos... tres veces y vi que seguía en el hospital. Las lágrimas lucharon por caer por mi cara al darme cuenta de que toda esa escena había sido producto de mi imaginación... No había visto a mi hermana en trece años. Pero me contuve, no había llorado en años y ciertamente no iba a hacerlo ahora.

Los doctores entraron rápidamente en la habitación al sentir que me había despertado, preparados para continuar con el tratamiento al que me habían sometido. Se empeñaban demasiado en curarme; me necesitaban viva. Era una de los mejores soldados que tenían y no se podían permitir una pérdida tan valiosa como la mía. No cuando la guerra se acercaba.

Yo quería gritar y decirles que ahora era inútil, que no les servía para nada, que no escuchaba nada, y entonces entre la multitud reconocí la cara del general. Me miraba esperanzado. Ese hombre que nos había entrenado y levantado tantas veces, pero que había sido tan cruel a la vez...

Fue entonces cuando supe que aunque me iba a recuperar y que podía seguir luchando en las fronteras, no podía seguir con ellos. No sin ver a Emy otra vez. Las posibilidades de que no me ocurriera otro accidente como este eran escasas, la próxima vez podría ser fatal y todo lo que había hecho había sido para ella. Para nosotras. Para nuestro futuro. Si nos quedaban tan pocos años juntas, los iba a pasar con ella. Aunque eso me condenara a ser una cobarde, aunque me costara mi libertad... haría cualquier cosa por ella.

Matar un reino: la venganza de los olvidadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora