Romance Del Enamorado y La Muerte (Molly x Neflyte)

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La guerra se acercaba, era un hecho que todos en el reino sabían, el antiguo reino del milenio de plata estaba furioso y exigía sangre pues su princesa había sido raptada por el soberano de su reino y el dolor de los reyes era incomparable.

La joven princesa permanecía cautiva y se negaba a comer, si seguía así seguro la muerte la reclamaría, fue entonces cuando aquella doncella de nombre Molly entró a escena convirtiéndose en su amiga, ella era la hija de un noble barón y una duquesa, convirtiéndose en una de las damas más nobles del reino de Diamante.

Neflyte era un general, un veterano de guerra implacable y un conocido casanova hasta que se enamoró de la ahora doncella de la princesa cautiva, fue en un torneo que ganó el derecho a tener su mano y la bendición de la corona.

Se enamoró a primera vista y luego de su personalidad, fueron algunos años en los que la estuvo cortejando y esperando el momento prometido de hacerla su esposa, luego llegó la órden del rey de ser una doncella de  quien éste esperaba convertir en reina y el tiempo se fue aplazando, ahora, con el inminente comienzo de la guerra sabía que su tiempo se acababa, la muerte rondaba cada vez que salía a batalla, la había burlado tantas veces pero eso no duraría para siempre.

~Un sueño soñaba anoche
Soñito del alma mía
Soñaba con mis amores
Que en mis brazos los tenía.~

Tenerla tan cerca y tan lejos lo mataba en vida, espero tanto porque ella aún era muy joven para el matrimonio cuando ganó su mano y ahora que por fin podía casarse las malditas leyes imperiales eran un obstáculo, pues, una doncella de la princesa heredera no podía contraer matrimonio, no obstante, él no era alguien que se diera por vencido fácilmente y exigió su derecho ante el rey quién se negó rotundamente.

Más, él era perseverante y envió cartas con sus motivos para llevar a cabo su matrimonio y usando su puesto de general abogó ante el rey por ello ya que la guerra cada vez estaba más cerca, aún con el peligro de ser considerado traidor por ir contra una órden imperial.

~Vi entrar señora muy blanca
Muy más que la nieve fría
Por dónde has entrado amor
Cómo has entrado a mi vida.~

Aquello le valió la victoria y por fin obtuvo el permiso del rey, sin embargo la guerra estalló antes de poder contraer nupcias y un día antes de irse fue a ver a su amada quien le esperaba con lágrimas en sus ojos, ella sabía que él se iría y que su boda esperaría y un mal presentimiento la invadía.

~Las puertas están cerradas
Ventanas y celosías
No soy el amor amante
Soy la muerte Dios me envía.~

Sin poder hacer nada ante su inevitable destino él le propuso decir sus votos ante su Dios como testigo y aunque no pudiesen casarse como era debido se harían una promesa con aquel acto de amor.

Ella aceptó y ambos se juraron amor esa noche, era un juramento, una unión de por vida.

~Ay muerte tan rigurosa
Déjame vivir un día
Un día no puede ser
Una hora tienes de vida.~

El tiempo de irse llegó y observó por última vez el rostro de su amada, juró volver y se marchó a la guerra, como general él estaría a la cabeza.

~Muy deprisa se calzaba
Más deprisa se vestía
Ya se va para la calle
En donde su amor vivía.~

Los días se convirtieron en meses y la esperanza de volver a verle se hacía escasa, solo su juramento le daba fuerza para continuar; el ejército enemigo era hábil y despiadado, querían a su princesa costará lo que costará y por primera vez maldijo a su rey empero no podía culparlo del todo pues todo lo hizo por amor.

~Ábreme la puerta blanca
Ábreme la puerta niña
Como te podré yo abrir
Si la ocasión no es venida.~

La muerte los acechaba cada día un poco más, pero tenían que ganar o sus seres queridos la tendrían que pagar.

~Mi padre no fue a palacio
Mi madre no está dormida
Si no me abres esta noche
Ya no me abrirás querida.~

La guerra acabo de una forma en la que nadie esperaba, el campo de batalla se lleno de muerte y dolor, el rey había cometido homicidio y suicidio, estaban perdiendo y se sintió acorralado, su princesa cada vez estaba más triste y ya ni su doncella podía hacerla comer pues ella tenía ya un amor del cual se había enterado había muerto en batalla tratando de rescatarla y, en un acto desesperado el rey trató de forzarla a amarlo lo cual terminó en aquella horrible tragedia.

~La muerte me anda buscando
Junto a ti vida sería
Vete bajo mi ventana
Donde labraba y cosía.~

El hermano del rey presa del dolor trató de enmendar la situación y por su pueblo pacto la paz devolviendo el cuerpo de la princesa a sus padres para que fuera enterrada con la persona que amaba y con el dolor de su corazón dejando el cuerpo de su hermano en las manos de aquel reino enemigo para que decidieran que hacer como castigo.

~Te echaré cordón de seda
Para que subas arriba
Y si el hilo no alcanzaré
Mis trenzas añadiría.~

No obstante, Neflyte no pudo ver el final de la guerra, pues una valerosa y alta guerrera castaña atravesó su corazón con una espada solo un día antes de que aquella pesadilla terminara, solo un poco más y podría haber cumplido su promesa pero ese juramento ahora solo era una ilusión mientras su dama lo esperaba y clamaba por su llegada junto al fruto de su amor y  lágrimas que el viento se llevaba ya que ella presentía que él ya no volvería ni hoy ni mañana y tal vez nunca pues su corazón en pedazos se encontraba.

~Se rompió el cordón de seda
La muerte que ahí venía
Vamos el enamorado
Que la hora ya es cumplida.~

Él no pudo odiar a su verdugo, no pudo culpar a nadie, la muerte ya lo rondaba hace mucho tiempo, era un milagro haber vivido tanto, pero aún así lloró antes de su final rogando por su salvación pues el infierno era el destino del pecador, sin embargo, quería volver a encontrarse en el cielo con su amor y pidió perdón por su promesa no cumplir, esperando volver a reunirse con ella en su siguente vida si su deseo no se cumplía, pues sus manos manchadas de sangre en su dulce deseo se interponían.

Oh, pobres amantes, el amor no puede persuadir al destino y en la noche las almas lloran y danzan esperando reunirse con aquellos que les esperan y que sus almas tanto anhelan.

Oh, pobres amantes, el amor no puede persuadir al destino y en la noche las almas lloran y danzan esperando reunirse con aquellos que les esperan y que sus almas tanto anhelan

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