El viento había dejado de golpear y empujar las masas. Ahora el cielo compartía la noche con las montañas y su entorno raso, yermo en la parte más alta. Sus nubes parecían enormes dedos queriendo poseer la luna, volviéndose espuma bajo su hechizo. Las doce horas se acercaban lentas y tortuosas mientras en los senderos el silencio y la oscuridad reinaban con cortas y lejanas excepciones provenientes de la única carretera que pasaba por ese recóndito pueblo olvidado por los países que delimitaba.
Tal era el silencio, que se podía escuchar el crepitar del fuego, las hojas de las plantaciones rozar unas con otras y el barro seco quebrarse con cada paso que uno de los habitantes del lugar daba en dirección a la apartada capilla iluminada por dentro. El hombre, un treintañero en toda regla, vestía un chándal rojo que el poliéster iluminaba de forma sangrienta, llevaba una linterna de largo alcance y un desgastado pico en la diestra que había pedido al capellán del lugar hace ya varias semanas con el objetivo de crear un pequeño huerto en la casa que estaba alquilando pues no sabía cuánto tiempo se quedaría en aquel paraje.
Do Kyungsoo había participado en un concurso magisterial con plazas ofrecidas por todo el país. Por supuesto, mientras más lejos te enviasen la remuneración de parte del estado sería mayor. Y si la zona era peligrosa, aún mejor. Aunque el profesor no se explicaba por qué esa zona era considerada peligrosa. Había considerado un sinfín de cosas antes de su llegada, desde animales salvajes hasta terroristas y hasta el momento, después de tres meses, solo había oído mitos como el del Chupacabra o los supuestos y espectrales ruidos que se oían en la madrugada, los mismos que todo mundo sabía perfectamente procedían de los animales de granja que vivían y pastaban en la zona.
Exhaló fuertemente. Había salido muy tarde. Todavía faltaban varios minutos de camino. La capilla se encontraba al fondo de todo ese paisaje ralo, apartada de la pequeña plaza del pueblo, de las casitas alrededor y de los extensos sembradíos separados por nada más que delgadísimas zanjas y alguna que otra pequeña construcciones, orillándola a solo pasos de una vertiente montañosa, entre dos montañas que dejaban ver entre sus faldas el comienzo de una foresta que se extendía juguetonamente hasta sus puntas creando formas inconexas.
Levantó la linterna y la movió sobre la fachada de la capilla. Sabía que Chanyeol se molestaría por la hora, pero ya había llegado y solo quería devolverle la herramienta a la única persona que no lo estudiaba con la mirada como si de otro espécimen se tratara o lo alabara por cada cosa que hacía o decía.
Kyungsoo había decidido desaparecer del mapa por decisión propia. Si bien una de las razones había sido alejarse de su familia, la razón principal había sido su discordante visión de la realidad. No solo no podía adaptarse entre el gentío, sino sobrellevar paralelamente la angustia que taladraba su cabeza en las madrugadas. Dolía cuando no percibía lo mismo que los demás, cuando en sus oídos emergían voces gritando palabras incongruentes en medio de la calle o cuando su mente susurraba muerte y se desahogaba aún más con quienes estaban cerca de alcanzarla. Era como una alarma maldita.
Maldijo cuando la linterna se apagó con un sonido metálico. Algo se había fundido dentro del aparato. Ni idea de cómo volvería. Si algo podía hacer era ver el lado bueno, se encontraba frente a la amarronada puerta de la capilla. Por todo ello, una vez dentro dio gracias a las velas del altar; sin embargo, el camino fue tortuoso, con escalofríos causados por el frío e imágenes religiosas que parecían muy reales entre la luz y la sombra. Era un tanto perturbador y, a pesar de ello, seguía siendo mejor que el camino que comenzaba en la parte trasera, en donde la noche y la niebla se habían comido las montañas y parte del cuarto en el que Chanyeol se hospedaba, una especie de bloque de una mezcla de arcilla, paja y tierra, no podía proyectar luz alguna debido a su carencia de ventanas y su incoherente puerta tallada de madera de grueso impresionante que no pegaba para nada con el material que la rodeaba.
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🅵🅴🆁🅰🅻 chansoo
FanfictionHay mucho que se dice y mucho que se cree; sin embargo, Kyungsoo no forma parte ni de uno ni lo otro. O al menos así es hasta que un viaje a un destino remoto lo convence de que las cosas en las que no creía pueden ser ciertas, e incluso peores de l...