CAPITULO 2 TRABAJO

776 69 15
                                    

Durante mucho tiempo, comencé a ir a aquellas fiestas locas que brad, siempre organizaba. Mientras seguía en mis estudios, intentaba buscar el nombre de aquel chico que siempre los sábados, me hacia sentir el cielo con su lengua, con sus masturbaciones, con su sonrisa picara que siempre me hacia, cuando sentía el producto de mi orgasmo en su boca. Seguido de un -"¿otra ronda?"- aun no sabia quien era. Siempre estaba tapado de los ojos... pero me gustaría que el tuviera esa atención solo para mi.

Envidiaba cuando se lo hacia a alguien mas. Sentía algo de celos por primer vez. Nunca lo había sentido con mi novia roxanne, pero se sentía como si alguien se llevara algo de tus cosas y no te lo devolviera. No le gustaba que le tocaran el trasero, parece como si tuviera miedo de ser penetrado. Me daba un pequeño rayo de esperanza de que nadie lo había tocado por ahi. De que el era virgen y nadie le había hecho sentir lo que a mi ahora me hace... sentir placer... me daban ganas de tocarlo, sentirlo, saber si es suave su interior y a que sabor tiene... dios... me estaba volviendo loco.

Por un lado, mi padre comenzaba a preocuparse por mi. Veía mis salidas algo curiosas, y en mas de una ocación, preguntaba a donde iba en las noches, pues regresaba a muy altas horas a casa. Aunque le decía que no era nada, que no se preocupara, en mas de una ocación, veía como sus guaruras, intentaban ir conmigo. Pero siempre trataba de perderlos de vista. No quería que nadie descubriera mi pequeño secretito en aquella casa... quería mantenerlo solo para mi.

Finalmente, una de esas noches, me arme de valor para ir con el... le pedí a brad, que lo quería en privado. Y el hablo con mi chico mientras seguía con sus lamidas a varios hombres gordos y terribles. Cuando entre a uno de los cuartos de la fraternidad, lo encontré encadenado del cuello, con su cinta en los ojos, sin poder ver nada. Estaba desnudo, mientras escuchaba mis pasos acercase a el, lo note, por las orejas, estas se movían dulcemente... parecía un dulce conejo...

-"¿y bien?"- me pregunto mientras me acercaba tranquilamente a el. -"escucha, si quieres un privado conmigo, te va a costar muy caro mis servicios, aunque no esperes mucho. No suelo montarme a tipos enfermos como tu vejete"-

Le tome el rostro dulcemente, fue cuando se estremecio un poco. Pero seguia firme con esa sonrisa picara... esa sonrisa que me encantaba mucho.

-"no me importa..."- le dije susurandole al oído -"puedo pagarte bien, si me dejas montarte esta noche...

Parece que se asombro por lo que dije, se quedo tieso al escuchar mi voz... mientras mis dedos desnudos, recorian dulcemente sus brazos hasta llegar a sus hombros, saltando sus mejillas, llegando a sus labios.- "dime la cantidad que quieras... que yo se que puedo pagar..."

Se quedo asustado por lo que dije, retrocedió un poco ante mis caricias... -"no quiero que nadie me monte"- me dijo asustado -"esa es mi regla"-.

-"bueno, dime el precio..."- le susurre- "cuanto cuesta ese dulce culo que tienes chico"-

Por un momento se quedo pensando aunque no podia ver su rostro, se que estaba pensandolo mucho.

-"lo siento... no quiero que me monten"-

Lo mire un poco molesto, obvio, el no me observaba aun tenia su venda en los ojos, pude oler su miedo, era como oler limones agrios... le levante el mentón mientras sentía mi respiración...

-"bien... te daré cincuenta mil en efectivo... si me dejas meterte dedos..."- le susurre... mientras le di un dulce beso en su cuello y le mordía dulcemente.

-¿solo los dedos?- pregunto algo asustado...

-así es... a menos que al final quieras algo mas... y me dejes montarte...- le decía, mientras besaba sus largas y hermosas orejas, negras como la noche misma... hermosas y suaves...

adicto a tu pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora