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C A R L O S
Despertar con el olor de Gera ya se me estaba haciendo costumbre, era agradable.

–Kenia me dijo que le dijéramos si vamos a ir a su fiesta– Habló Gera, mientras batía mezcla para hacer hotcakes

–¿Te sientes bien?– Pregunté refiriéndome a los pequeños moretones que permanecían en su cuerpo

–Ya casi ninguno se ve y no me duele nada– Murmuró para después prender la estufa y poner un sartén en el fuego

–Si tu vas yo voy– Le guiñé un ojo y vertí la mezcla en el sartén

–Claro. Por cierto, ya tengo que irme a casa– Se encogió de hombros

–Te llevo en la tarde ¿Está bien?– El otro se limitó a asentir

El timbre de la casa sonó, al abrir la puerta me sorprendí al ver a Yoss parada frente a mi

–¡Amor!– Sus brazos rodearon mi cuello y sus labios se posaron sobre los míos –Disculpa por no avisar que venía, no lo creí necesario de todos modos– Entonces entro a la casa.

–Yoss...–Fui tras de ella, alcanzándola cuando iba entrando a la cocina

–Hola– Gera volteó hacía donde estábamos Yoss y yo

–Hola– le respondió amablemente

–Yoss, necesitamos hablar– Murmuré y antes de que pudiera decir algo más Gera me sonrió y abandonó la cocina

–Yoss, escucha, yo sé que esto no era lo que habíamos acordado, pero no me parece que esto esté funcionando– La miré por unos cuantos segundos, algo molesto ya que ella no parecía hacerme mucho caso ya que estaba untando de mermelada uno de los hotcakes que estaban en un plato sobre la mesa

–Ya lo sé– Sonrió acercándose a mi – Es por eso que me mudaré a aquí. –Se acercó más, atrapando mis labios entre los suyos, coloqué mis manos en su cintura en un intento para alejarla suavecito, no funcionó

–¡CARLOS!– Reconocí aquella voz de inmediato, era Gera quien abrió la puerta de la cocina de golpe– Lo siento, no quise interrumpir– Habló más bajito esta vez– Es que mi hotcake se... se está quemando.

Al escuchar eso, alejé a Yoss de mi y me acerqué al sartén, le di la vuelta al hotcake, que en ese instante desprendió humo negro, en efecto estaba quemado.

–Nos vemos, tengo que checar algunas cosas– Yoss se acercó a mi dándome un pico en los labios y metiendo un pedazo de hotcake que antes ella comía a la boca

–Lo...Lo siento– Dije mirando a Gera

–No pasa nada, es solo un hotcake– Rió quitándome la espátula de las manos –Pero es increíble que no te dieras cuenta–Se encogió de hombros y me sonrió.

Por otro lado yo estaba confundido con lo que había pasado con Yoss, éramos novios desde hace casi un años, cuando volví a este barrio sabía que las cosas no iban a funcionar pero ahora con todo esto, no tenía ganas de que funcionara, estaba cansado y siendo sincero un poco harto. Supuse que la mudanza era una de las razones por las que atrasó su visita hasta ahora.

G E R A
Las dos semanas que me había recomendado el doctor para descansar pasaron muy rápido, ahora me encontraba empacando mis cosas para llevarlas de vuelta a mi casa ya que había estado todo este tiempo en casa de Carlos

–Estoy listo- Sonreí saliendo de la habitación de Carlos, él me estaba esperando sentado en el sofá

-Ni se te ocurra, Daniel– Sonrió y al ver su mirada dirigida a la sudadera que traía me encogí de hombros

–No tengo más ropa limpia– Me reí, en realidad me gustaba esa sudadera, tenía grabado "Carlos Miguel" en letras chiquitas y curveadas, a un costado en la parte de enfrente y "Segura Ramírez" con la misma letra pero en la parte de la orilla del gorro, me gustaba por que no era común.
Carlos negó con la cabeza y se levantó.–Vámonos.–

Al llegar a mi casa mi mamá me abrazó tan fuerte que sentí como mi cuerpo casi curado volvía a doler, Carlos al notar la cara de dolor que puse extendió sus brazos hacia mi mamá –¡Yo quiero un abrazo!– Entonces mi mamá me soltó para abrazar a Carlos.

–Le traigo a su niño, gracias por permitirle cuidarme, no se que hubiera hecho sin él–

La sonrisa de mi madre se ensanchó haciéndome sonreír a mi al verla.

Carlos y yo estábamos recostados en mi cama, había empezado a llover y hacía frío afuera, el viento se escuchaba al chocar con fuerza contra las ramas de los árboles.

–Ese sonido me asusta– Le dije a Carlos mientras le aventaba un cojín.

–No puedo creer, eres un bebé– El cojín me dió con fuerza en la cara haciendo que me fuera hacia atrás, cayendo de la cama.

–Perdedor– Me dijo Carlos asomado de la orilla de la cama.

–Seguro tu tampoco eres tan rudo como pareces–

–Mmm...– Hizo una cara como de estar pensando –De hecho si lo soy– Sonrió

–¿De verdad?– Ahora me encontraba sentado en el suelo

–La verdad, tengo un gusto culposo que es cero rudo– Sacó su celular y comenzó a reproducir una canción

"quiéreme, aunque sea poquito quiéreme por qué eres como un vicio tan hermoso para mi, vamos, vamos a amarnos vamos a desaparecer a esfumarnos en amor"

–Se que entraste en mi mente por que hoy me siento diferente, pienso en ti, necesito de ti– Canté aquella parte de la canción haciendo que Carlos se riera, levantándose de la cama me extendió la mano, la tomé y bailamos mientras cantabamos la canción, ni siquiera sabía como se bailaban esas canciones o si siquiera se bailaban, más bien estábamos dando un concierto en mi habitación, no escuchaba más el sonido del viento entre las ramas de los arboles, solo escuchaba mi voz con la de Carlos.

C A R L O S
Cantamos varias canciones más mientras hacíamos un intento malísimo de baile, me recosté en la cama del menor, estaba agotado de tanto reír, mientras miraba el techo otra canción comenzó a sonar

"No sé cómo decírtelo eh esperado demasiado hasta hoy: que ya no hay nada entre los dos y que ya no soy feliz"

Entonces el recuerdo de Yoss vino a mi mente

"por que ya no puedo decirte que te amo, que mi mente está con otro ser humano"

Sentí la cama hundirse a mi lado, y al voltear a ver me encontré con la carita de Gera, una sonrisa amplia se encontraba en sus labios.

–¿No somos tan rudos después de todo?– me dijo mientras estiraba sus brazos y se acomoda en la cama.

"mi energía está con otro ser humano"

–Tu no eres ni la mitad de rudo de lo que aparentas– Reí y acomodé mis brazo detrás de mi cabeza Gera había cerrado los ojos, lo miré detenidamente y se veía lindo durmiendo, la sudadera que llevaba le quedaba ligeramente grande, al recordar que era la mía reí suavecito.

𝐓𝐚𝐫𝐝𝐞𝐬. (Gera MX y Charles ANS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora