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El día de la boda había llegado. En el hotel solo se podían ver decoraciones de boda y un letrero en la recepción con el nombre de los futuros 𝙈𝙖𝙧𝙞𝙙𝙤 𝙮 𝙢𝙪𝙟𝙚𝙧.

Todos se habían levantado desde muy temprano, aunque la boda era a las dos de la tarde necesitaban todo listo. En dos habitaciones del hotel estaban los hombres y en otra las mujeres organizándose para el momento.

— Voy a vomitar...— Habló Storm abriendo una ventana. Ella solo tenía una bata y su peinado, aún faltaba parte de su maquillaje y obviamente su vestido.

— Hija respira, todo saldrá Perfecto.— la intento animar su madre.

— ¿Quieres que te traiga un bote?— Pregunto Megara.

— No ya.— Tomo aire— Ya estoy bien, allá abajo todo esta hermoso y solo falto yo, así que...— se sentó en una silla— ¿Qué me falta?.

— Un masaje en los pies, petición de Tanlos por cierto, porque sabes como te pones en momentos así, La corona de flores de abuela Hofferson y vestido. No veo más nada.— Informo Michelle viendo una lista que tenía en la mano.

— ¿A qué horas viene la abuela?— Preguntó Anna a su madre.

— No demora en llegar.— Le contesto en un susurro.

— Oh dioses. Inhaló paz, exalo amor.—  hizo movimientos con las manos.

— No habrá amor si te nos desmayas.— Rió Brutilda.

— No ayudas.— La regaño Heather entre dientes.

En la habitación estaban, las damas de honor, la madre y el resto de chicas. Esperaron un rato hasta que escucharon unos toques y Heather fue a abrir.

— Oh Heather, ¿Cómo estás?— Preguntó una mujer abrazando a la nombrada.

— Oh señora Helga, Muy bien ¿Y usted como a estado?— Preguntó respondiendo el abrazo.

— No me digas señora, aún ando joven— Rieron— ¿Dónde está mi nieta?— Llamó por toda la habitación y Heather la guío donde estaba el resto.

— Oh Helga, que gusto verte.— Saludó Victoria abrazándola.

— Hola Victoria.— Dió un vistazo a detras de ella— Oh Storm, mi niña.— Fue a abrazarla.

— Abuela.— La abrazo con una una sonrisa.

Helga Hofferson. Madre de Antonio, desde que sus hijos se casaron y tuvieron a sus hijos ella y su marido habían decidido comprar una tienda en las calles de Inglaterra para vivir sus últimos años juntos en la tranquilidad.

— Mi nietesita se va a casar.— La tomó de la cara— Parece ayer cuando tu padre llegó a la casa a contarnos sobre tu existencia.— Le sonrió con ternura y Storm aguantaba las ganas de llorar.

— ¡Abuela!— La abrazo Annabella.

— Mi princesa chiquita.— La abrazó también— Te traje el dulce que tanto te gusta.— Sacó un caramelo de su bolsa.

— ¡Gracias!— la abrazó de nuevo y se fue a comer su caramelo.

— Oh acá está mi Vikinga.— Fue hacía Astrid y la abrazó fuertemente— Estás demasíado grande.

— Hola abuela, te extrañe.

— Por ahí me enteré que tienes novio ¿Cómo es eso?— la tomó por los hombros— ¿Por favor dime qué no es como el otro de tu exnovio?— la miró acusutoriamente.

— ¡Es mucho mejor!— Gritó Anna y todas rieron.

— Llevamos juntos unos meses y si es mejor.— Sonrió Astrid con un leve sonrojo.

𝘊𝘈𝘔𝘐𝘕𝘖𝘚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora